La reconciliación entre la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, y la dirección nacional del partido se oficializó ayer durante la reunión que la lideresa mantuvo en la sede de la organización con el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, una cita que tanto de puertas para dentro como para fuera sirvió para enterrar diferencias. Una semana después de que Bonig sorprendiera al Ejecutivo central y a la calle Génova con un puñetazo en la mesa al sumar al grupo popular a la declaración institucional de las Corts de rechazo a los Presupuestos Generales del Estado, el pragmatismo ha acabado imponiéndose.

Los populares valencianos defienden en privado su posición, pero son conscientes de que poco se puede hacer para cambiar unas cuentas públicas de transición (se aprobarán prácticamente al final del ejercicio) pero que son un bofetón a los intereses de la Comunitat Valenciana. También a los suyos propios, ya que el hachazo inversor en tierras valencianas evidencia la escasa influencia que tiene la organización en el Ministerio de Hacienda.

Bonig, ha salido reforzada del congreso regional, pero sabe de lo arriesgado que es convertirse en un verso libre en un partido en el que la disciplina se premia. De ahí que en los últimos días ha ido rebajando el tono y ayer ya su entorno daba por hecho que hay poco margen para mejorar las cuentas a través de enmiendas. El objetivo, indicaron las citadas fuentes, es centrarse en 2018 y lograr que el gesto de cariño con la Comunitat llegue entonces.

Con estas premisas, De la Serna se reunió con Bonig y varios diputados nacionales y autonómicos (los responsables del área de Fomento) a los que expuso su argumentario sobre los presupuestos.

Subrayó que son unas cuentas para poco más de seis meses en las que se ha priorizado el gasto social y el empleo y defendió que el Consell de Ximo Puig no tiene motivos para el agravio porque obtendrá 800 millones más del sistema de financiación por la mejora de la economía. Esta baza fue también ayer ya asumida por el PP.

Según las fuentes consultadas, Bonig, en su turno de palabra, expuso al ministro la necesidad de que el Gobierno mire a la C. Valenciana y la potencie con inversiones ya que se trata de una tierra muy productiva. Algunos parlamentarios intervinieron en la misma línea. Durante la cita no se habló, según las mismas fuentes, de la posibilidad de que el Gobierno acepte enmiendas valencianas.

El PPCV no aclaró ayer definitivamente qué hará, pero desde luego descarta un pulso, ya que el Gobierno les ha transmitido la idea de que no habrá cambios, lo que implica que no se aceptaran enmiendas significativas de ninguna comunidad autónoma.

La reunión transcurrió en un todo de gran cordialidad. «Madrid ha entendido nuestra posición y una vez hablado no hay ninguna discrepancia», añadieron.