En casa del herrero, cuchillo de acero. La tierra que vio brotar como setas las construcciones ilegales en la costa, en la huerta y en las zonas rústicas (el fenómeno endémico de la caseta), ha sido reconocida ahora por desarrollar una aplicación de geolocalización a través de vuelos, satélites e internet que permite detectar edificaciones ilegales.

La aplicación gvSIG, impulsada por la Generalitat Valenciana y exportada ya a 160 países, ha recibido el primer premio de la Comisión Europea en la primera edición de los Sharing & Reuse Awards en su categoría más prestigiosa: Solución Transfronteriza de software libre que puedan ser utilizadas por otras instituciones públicas. Son algo así como los Óscar europeos de las aplicaciones tecnológicas desarrolladas por Administraciones públicas, y al galardón optaban 118 proyectos de toda la Unión Europea.

La última versión de esta aplicación incorpora la capacidad de realizar búsquedas catastrales directamente sobre el mapa y también ofrece la posibilidad de identificar ilegalidades, ya que permite detectar de forma automática la altura de las edificaciones. También da opción a distinguir construcciones artificiales de lo que es vegetación en zonas rurales.

Basada en la geomática o tecnología espacial, integra el componente geográfico en los sistemas de información de la Generalitat y de otras organizaciones. Para ello, da cabida en una misma aplicación a los servicios de Google Maps, Google Earth y Bing dentro de la plataforma para poder acceder a cartografía de todo el mundo. Todo ello, desde una única aplicación que nació en el año 2002 en el seno de la Generalitat y que ahora está liberada y en manos de una comunidad internacional de desarrolladores informáticos con sede en València, la Asociación gvSIG, de la que la Generalitat forma parte.

La inspección urbanística a través de esta herramienta permite comparar los datos del catastro con los datos de vuelos obtenidos con un lídar: un dispositivo que determina la distancia desde un emisor láser a un objeto o superficie utilizando un haz láser pulsado. Es la llamada autodetección de alturas. Así puede descubrirse la primera pista para detectar una infracción urbanística.

Además, el equipo de desarrolladores de gvSIG ha integrado el buscador de referencias catastrales dentro de la aplicación para que cualquier usuario pueda localizar un determinado inmueble por su referencia catastral o por su localización, tanto para catastro de rústica o de urbana.

Vicent Aguiló, director general de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, sintetiza el funcionamiento de la aplicación. «Compara la cartografía autorizada, según los planes urbanísticos, con la realidad observada por vuelos de aviones lídar que se realizan periódicamente. Gracias al rastreo con un haz láser pulsado, arroja las diferencias entre la teoría y la realidad. Muestra las edificaciones existentes, a veces solo observables desde el cielo, y qué altura tienen. No solo las coordenadas X-Y, sino también la Z (la altura)», cuenta.

El uso más llamativo es la detección de edificaciones. Pero la herramienta es polifacética. Con la aplicación, utilizada por el Instituto Geográfico Nacional, el Ayuntamiento de Sao Paulo o la Universidad de Nueva York, se han realizado los más diversos usos. Unos ejemplos al azar: el análisis de la variable de vulnerabilidad en el riesgo de incendio forestal en el Noroeste de Murcia; la obtención de información sobre los senderos de la Bahía de Cádiz; el análisis de susceptibilidad por movimientos de ladera en los municipios de Guanay, Tipuani y Teoponte, en La Paz (Bolivia); o la selección de un emplazamiento para un almacenamiento de sustancias químicas peligrosas en la provincia de Sevilla. También está siendo muy utilizada en la esfera de la seguridad vial, dando soporte a la gestión de la siniestralidad y a los aforos para controlar la intensidad del tráfico de carreteras.