El caso Emarsa tuvo ayer su primera sesión decisiva. El que fuera jefe de explotaciones de la Entidad Pública de Saneamiento de Aguas Residuales (Epsar) Ignacio Bernácer tiró de la manta tras haber llegado a un acuerdo con la Fiscalía antes de la vista oral. El exnúmero dos de la empresa pública dependiente de la Generalitat valenciana confesó que una trama de políticos y técnicos se concertaron para desviar parte del dinero público que la depuradora de Pinedo usaba para la limpieza de aguas residuales. Bernácer reconoció haber recibido 400.000 euros en «gratificaciones» gracias a que se hinchó el precio del tratamiento de los lodos y declaró que junto a él se beneficiaron el exgerente de la Epsar José Juan Morenilla; el exvicepresidente de la Diputación de Valencia Enrique Crespo y el exgerente de Emarsa Esteban Cuesta.

A preguntas de la fiscal, Bernácer explicó al tribunal que el dinero desviado por el tratamiento de lodos -unos 11 millones de euros según ha revelado la instrucción- se los repartieron a través de dos operativos. Primero entre 2005 y 2007, relató, «venía Esteban Cuesta a la Epsar con sobres con entre 2.000 y 5.000 euros. Me daba dos, uno para mí y otro para Morenilla». Eran las comisiones recibidas por haber incrementado el dinero que inyectaba la Generalitat en la depuradora de Pinedo, una instalación que era propiedad de la Entidad Metropolitana de Servicios Hidráulicos (Emshi).

Posteriormente, a finales de 2007, Bernácer aseguró ante el tribunal que «Cuesta les repartió unas tarjetas de crédito con los números pin». Y explicó el operativo: «Teníamos que sacar dinero hasta agotar el saldo. Podíamos retirar 500 euros al día hasta que se acabara el dinero que iban recargando». «En 2009, en una reunión de la comisión de seguimiento para la financiación de Emarsa, se plantea que es un rollo sacar dinero de los cajeros. Entonces Cuesta nos propone que su hermana puede hacerse cargo de las tarjetas y repartir el dinero», reveló. «Yo ya no seguí pero Morenilla me dijo que Juana Cuesta me daría su dinero. Me lo guardaba y se lo entregaba en el despacho de la Epsar todos los meses. Sobres con dinero y los justificantes de las extracciones», desveló el exjefe de Explotaciones de la Epsar. Con este operativo para recibir los fondos malversados se desviaron unos dos millones de euros.

Bernácer aseveró que en 2009 y tras dos meses sin que llegaran las «gratificaciones», Esteban Cuesta les ofreció en una reunión la posibilidad de abrir una cuenta corriente en Andorra. «En un momento dado también nos ofreció la posibilidad de comprar lingotes de oro», apuntó. Ninguna de estas dos opciones de blanqueo de capitales acabó cristalizando, según la investigación.

Con esta demoledora declaración, Bernácer complica la situación de José Juan Morenilla puesto que le acusa personalmente de haberle entregado «mordidas» en mano. No tanto de Enrique Crespo, de quién reconoció no haber visto nunca cómo recibía dinero o las tarjetas de crédito. «En un momento hablábamos dando a entender que estábamos todos en el ajo», puntualizó a preguntas de la fiscal. Y añadió: «En las reuniones se va haciendo compañerismo y se hace algún comentario de que Crespo estaba pringado». Otros tres acusados ratificaron durante la fase de instrucción que Cuesta, Bernácer, Crespo y Morenilla cobraron «mordidas» por el tratamiento de lodos.

Este cobro de comisiones se pudo lograr, según expresó el ex alto cargo del Consell, gracias a incrementar el dinero con que la Epsar financiaba Emarsa. Primero en 2005 al pasar de pagar 6 euros por tonelada de lodo tratada a 30 euros. En 2007 se volvió a incrementar este concepto de 30 euros por tonelada a 42, un precio por encima de mercado, según los investigadores. La empresas ficticias que permitieron el presunto desvío de fondos eran propiedad del empresario ahora encarcelado Jorge Ignacio Roca Samper. Otras compañías hacían el trabajo a un coste real.