El ex director financiero de Emarsa Enrique Arnal ha asegurado hoy que el expresidente de esta empresa pública Enrique Crespo "quería que todos los directivos fuesen única y exclusivamente del PP" y que si quería trabajar en esta firma tenía que afiliarse o "seguir las directrices del partido".

Arnal ha realizado estas afirmaciones durante su declaración como procesado en el juicio de Emarsa, en el que se sientan en el banquillo 24 procesados por el saqueo de más de 20 millones de euros de fondos públicos de la empresa pública que gestionó la depuradora de Pinedo.

Arnal ha dicho que la exigencia de Crespo se la comentó el exgerente Esteban Cuesta y ha agregado que esa afiliación o seguimiento de las directrices del PP suponía "estricta confidencialidad en lo relativo a proveedores y personal".

"Yo quería irme, quería arreglar un despido improcedente y que me pagasen unas horas acumuladas. Pedí 90.000 euros. Cuesta me dijo que Crespo no contemplaba esa opción y que si quería irme que sería con una mano delante y otra detrás", ha añadido.

También le ofrecieron la opción de afiliarse al PP o "seguir las directrices del partido", a lo que respondió que no se afiliaría pero que no se oponía a seguir las directrices del PP y mantener la confidencialidad en los extremos que le pidieron.

"Crespo me dijo que ayudase a Cuesta para cubrir sus carencias ante el consejo de administración. Yo le hacía los informes de gestión y le ayudaba en materia de contabilidad. Era sabido que no sabía nada del negocio de la depuradora", ha declarado Arnal, para quien la Fiscalía reclama siete años por malversación y falsedad.

Arnal ha detallado que entró en la planta como becario en 1995 de la mano del exconcejal del PP de València Juan Vicente Jurado y que un año después, bajo la presidencia del también exconcejal Silvestre Senent, "proliferaron departamentos y jefes" y él fue enchufado junto a otros amigos y familiares de dirigentes del partido.

"Emarsa era una sociedad pública instrumental, pero estaba instrumentalizada. Huía del rigor de derecho público para adentrarse en la laxitud del derecho privado", ha reconocido.

A preguntas de la fiscal, Arnal ha reconocido que mantuvo contactos con el exdirectivo de la Epsar José Juan Morenilla sobre la financiación que recibía Emarsa de la Generalitat, y también que intervino en la confección de expedientes de contratación simulados con los que enmascarar la facturación ficticia que benefició a empresarios afines al PP, que ha calificado de "compromisos políticos".

"Cuando supimos que la empresa se iba a disolver nos dijeron que había que dejar la empresa inmaculada y tapar los agujeros que se pudiese", en referencia a la elaboración de expedientes de contratación falsificados, que Arnal ha denominado "extemporáneos".

El exresponsable financiero de Emarsa ha asegurado que en 2010, cuando ya se preparaba la liquidación de la empresa, "Cuesta se reunión con Crespo y la concejala responsable de saneamiento María Ángeles Ramón Llin".

"Sabían que sólo en algunos casos había otras ofertas, en aquellos proveedores que no eran compromisos políticos. Como ya advertían de forma reiterada los auditores en sus informes", ha añadido.

"La dirección política -Crespo y Cuesta- me decían que no era necesario que hiciese caso a las advertencias de la Emshi ni tampoco que informase información sobre determinados proveedores", ha asegurado.

Arnal ha negado haber conocido en origen la supuesta trama empresarial que encareció la facturación de los lodos, si bien ha indicado que, en el periodo final de Emarsa, Cuesta le confesó que se había "urdido una trama, un plan para sobrevalorar los lodos con Morenilla, Crespo y Bernácer y llevarse 180.000 euros todos los meses".

En su declaración ha tratado de rechazar cualquier tipo de responsabilidad en el encargo de trabajos de consultoría, procesos de calidad, reformas y demás que fueron abonados por Emarsa, y únicamente ha reconocido responsabilidades en aquellos que fueron facturados por familiares, como su mujer Eva Maria Marsal o su hermano Antonio.

Según ha relatado, él convenció al gerente, Esteban Cuesta, para que contratase los cursos de formación de su hermano -en muchos de los cuales no se inscribió nadie ni se llegaron a ofrecer- o un plan promocional en el que intervendría una empresa de azafatas de su mujer.

"Íbamos a hacer una campaña para lanzar la empresa, asistencia a ferias, entidad corporativa, posicionamiento, un vídeo, pero al final se canceló todo y el trabajo ya estaba hecho. No debería haber facturado, pero el dinero (160.000 euros) en parte lo destiné a pagar a proveedores", ha asegurado.

"Quise darles trabajo -a su mujer y a su hermano y les he hecho pasar un calvario-. Asumo toda la responsabilidad moral, civil y penal", ha asegurado Arnal.