Leyre no se llama Leyre, pero la llamaremos así. Tiene 37 años, y el pasado jueves se encontraba en uno de los cursos que oferta AVAE para recuperar el carné de conducir. Fue la única alumna del curso que aceptó contar su caso. Eso sí, con nombre ficticio. Hace un año y medio, Leyre se fue a la comida de Navidad de su empresa. Y su vida dio un giro de 180 grados.

La joven sabía que no estaba en condiciones de coger el coche, tras haber consumido alcohol, pero su vehículo era nuevo y no quiso dejarlo aparcado en el polígono. Solo quedaba un compañero con ella y tampoco estaba en condiciones de coger el coche. «Mi compañero iba peor que yo, así que cogí el coche. Me perdí y acabé por un campo de naranjos. Había quedado con unas amigas y llegaba tarde, así que, con el volante en una mano y el móvil en la otra les mandé un mensaje. Cuando dejé le teléfono en el asiento del copiloto giré el volante por inercia... y me estampé contra una valla de un campo de naranjos. Pasó un agricultor y rechacé su ayuda. A los 20 segundos estaba allí la Guardia Civil», explica la joven de 37 años. Los agentes le realizaron la prueba de alcoholemia. «Se portaron muy bien, pero no había nada que hacer», asegura. El juez le retiró el carné de conducir, aunque no fue lo único que perdió. «He perdido dinero -tuve que pagar la valla, mi coche, el curso para recuperar el carné...- y mi trabajo. En lugar de trabajos a la comunidad accedí a hacer un curso, pero no podía ir a trabajar y la empresa acabó despidiéndome. Vamos, una cagada en toda regla. Te juro que he aprendido la lección», concluye.

El profesor y presidente de la Asociación Valenciana de Autoescuelas, Juan Carlos Muñoz, asegura que el curso para recuperar el carné «sirve para el 80 % de los alumnos». Leyre es un ejemplo.