El Premio Jaume I para la Protección de Medio Ambiente ha sido para la Doctora en Ciencias Biológicas Anna María Travaset (55 años), quien actualmente es profesora de investigación en Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea) de Mallorca, centro mixto del CSIC y de la Universitat de les Illes Balears, por sus aportaciones al conocimiento de la biología reproductiva de especies vegetales amenazadas y a la ecología evolutiva de las interacciones planta-animal, especialmente en los mutualismos de polinización y dispersión de semillas. Un poco aturdida todavía al saberse ganadora del premio -la llamada de Levante-EMV fue la segunda que recibió comunicándoselo- la investigadora se declaró «superfeliz» al recibir el premio.

¿La polinización no era una función exclusiva de los insectos?

En absoluto. Los vertebrados también colaboran y, en el caso de las islas, muy activamente y eso es lo que estudiamos: cómo la pérdida de fauna, por deterioro de sus hábitats, el exceso de caza o el impacto de especies invasoras afecta a estos procesos de polinización/dispersión.

¿Y siempre en islas?

Ahora mismo lo estamos haciendo gracias al Plan Nacional de Ciencia en Galápagos, Seychelles, Canarias y Baleares.

¿Y podrán extrapolarse sus resultados al continente?

Las islas son espacios reducidos menos complejos donde resulta más fácil ver las interacciones entre las distintas especies, pero los resultados son aplicables a ecosistemas más grandes como un continente.

¿Y el uso de redes complejas?

Usamos un marco conceptual basado en herramientas similares a las que se usan para estudiar redes complejas como las de aeropuertos o la misma internet. Investigamos, con el uso de estas herramientas, qué pasa cuando se ataca a uno de los nodos importantes, que en nuestro caso son las especies. Por ejemplo: qué interacciones se desatan y cómo afectarán a otras especies si seguimos diezmando las poblaciones de un gran depredador como el tiburón.