Novedades en el caso del accidente de metro el 3 de julio de 2006 ocurrido en València. El Sindicato Estatal de Profesionales de Seguridad y Salud (Sepross) publicó un resumen de las conclusiones preliminares del informe que está elaborando el gremio sobre el incidente ferroviario que dejó un balance de 43 fallecidos y 47 heridos hace más de diez años. Las resoluciones del escrito señalan que FGV pudo hacer más para reducir la alta velocidad del convoy al llegar a la fatídica curva 75 de la línea 1. Según el sindicato, la institución ferroviaria no llegó a adoptar las medidas necesarias en la prevención de riesgos laborales, pudiendo haber evitado este accidente de manera previa.

Desde el Sepross aseguran que FGV conocía el riesgo de exceso de velocidad en el punto negro. Uno de estos riesgos reconocidos, era el radio de la curva 75 en sentido descendente (con una medida de 96'5 metros según el pronunciamiento de su señoría) que estaba considerada la más peligrosa de la línea 1 por ser el radio más pequeño del trazado. A esto, se suma que la curvatura era el único punto del tramo soterrado sin la protección adecuada a su riesgo. Además, la velocidad máxima permitida en esa zona era de 60 km/h por los 80 km/h que tenían programadas las balizas 1660 y 1680, hecho que según Sepross hubiera evitado el accidente.

Esta revisión de los sistemas de frenado era totalmente gratuita, ya que Siemens manifestó que la programación y reprogramación de las balizas que fuesen necesarias no supondrían ningún coste. Además, el informe señala que en las cinco estaciones previas, un total de 4'5 kilómetros, el sistema FAP evita que el maquinista actuase de forma voluntaria en la desaceleración del convoy. Según la telemetría se demuestra que los excesos de velocidad el 3 de julio no fueron puntuales poniendo de manifiesto la situación peligrosa desde el punto de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, siendo responsabilidad de FGV solventar estos fallos.

El ente ferroviario debió haber estimado la probabilidad de fallo humano modificando el diseño o método de trabajo, puesto que aunque el exceso de velocidad fue el motivo del descarrilamiento, otras causas subyacentes posibilitaron este error que propició el suceso.

Reacción positiva de la AVM3J

Por su parte Beatriz Garrote, portavoz de la Asociación de Víctimas del Metro 3 de Julio, valoró para Levante-EMV que «los informes de los administrativos fueron muy tibios, deberían haber ido por esta línea». Garrote cree que el escrito «es muy valioso, demuestra que con el cumplimiento de la ley el accidente se hubiera evitado».