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Tragedia en las carreteras

"Nos jugamos la vida en la bici"

Las últimas muertes de ciclistas en la N-332 preocupan sobre todo a los clubes radicados a ambos lados de la carretera

"Nos jugamos la vida en la bici"

Los últimos atropellos a ciclistas, con cuatro víctimas mortales, han vuelto a poner el foco en la carretera N-332, especialmente en el tramo entre Oliva y Xàbia. No es la carretera de España que más siniestralidad registra, ni la más mortal o la más deficiente -de hecho, el siniestro de Oliva fue en una recta con gran visibilidad y amplios arcenes-, pero la tragedia ha calado, todavía más si cabe, al producirse en unas comarcas con una gran afición al ciclismo.

Además, desde hace unos años se vive un auténtico «boom» por la bicicleta y el triatlón: cada vez hay más ciclistas en las carreteras convencionales. Actualmente en la Comunitat Valenciana hay 9.807 federados al ciclismo y 3.724 más que son triatletas. Prácticamente en cada localidad a ambos lados de la carretera N-332 hay un club, una peña o una agrupación, ya sea de corredores aficionados o federados. Levante-EMV ha sondeado la opinión de los principales clubes ciclistas situados en el entorno de la fatídica «carretera general». La conclusión es que tras los accidentes, provocados por conductores drogados, los corredores circulan con cierto temor por esta vía. «Nos jugamos la vida encima de la bici», es el sentir general.

Sin embargo, aunque el recuerdo de la muerte es inevitable, la N-332 es un punto de paso, corto pero obligado, para enlazar con las rutas que realizan a València, Cullera o Alzira, o hacia zonas montañosas del interior, como Pego, la Vall de Gallinera, la Vall d'Alcalà o el Coll de Rates, que separa las dos comarcas de la Marina, todas ellas un paraíso para el ciclismo, sobre todo ahora con la llegada del buen tiempo.

Tras los siniestros son pocos los clubes que han decidido medidas contundentes de protección a las que ya venían adoptando. Algunos, como el Club BTT La Valldigna, de Tavernes, han recomendado expresamente a sus socios que eviten la N-332 los domingos por la mañana. «El domingo se hace montaña», señala su presidente, Carlos Galbis.

En el CC Bankal Bike de La Xara (Dénia), su presidente, Paco Barreres, confirma que algún corredor «ha vendido la bici de carretera y se ha pasado a la de montaña». En este debate tercia el presidente de la UC Montgó Dénia, Javier Camarena: «La diferencia es que en el BTT el riesgo lo decido yo, pero en la carretera vamos con miedo porque el peligro no depende de nosotros, sino de los conductores que se despistan o no respetan las normas».

Mucho se ha hablado estos días sobre seguridad vial. El presidente del Club Mussols Xàbia Bikers, José Antonio García, cree que la sociedad empieza a tomar conciencia del problema, «como hace años sucedió con los motoristas».

El presidente de la Penya Ciclista Beniopa (en Gandia), Pascual Orengo, propone, en efecto, más rutas ciclistas seguras, pero también hace un llamamiento a los ayuntamientos «para que, además de campos de fútbol, los alcaldes se acuerden de construir velódromos para entrenar y evitar tocar tanta carretera».

Por otra parte, los clubes recuerdan que Tráfico sí permite circular por parejas en filas de dos hasta un máximo de 50 ciclistas. «Todavía hay conductores que se enfadan y nos pitan si no vamos en fila india», añade Camarena, e insiste en que un pelotón rodando es como un bloque, «el coche no debe ponerse en medio y partirlo cuando pasa por una rotonda».

Respecto a los carriles bici segregados y las rutas ciclopeatonales, la mayoría coincide en que están muy bien, pero para los cicloturistas, ya que los corredores amateurs o semiprofesionales alcanzan unas velocidades en ruta que los hacen inviables. Y el colmo es cuando están mal concebidos, como el carril que baja junto a la carretera de Gandia a Barx (CV-675) que acaba en una rotonda de forma súbita, o el que va de La Xara a Dénia, con molestos montículos durante su recorrido. Pero los ciclistas consultados también hacen autocrítica y reconocen que determinadas imprudencias y errores individuales acaban perjudicando a todo el colectivo. Ejemplos hay unos cuantos; saltarse un semáforo en rojo, montar en bici con cascos o auriculares, ir charlando tres o más personas en paralelo, y en definitiva no poner los cinco sentidos.

Las administraciones públicas ya están tomando cartas en el asunto. El miércoles fue el delegado del Gobierno, el gandiense Juan Carlos Moragues, quien propició en Oliva una reunión con alcaldes, mandos policiales y representantes de la Federación de Ciclismo de la Comunitat Valenciana. De ahí surgieron varios compromisos, entre ellos aumentar los controles de alcohol y drogas en ese tramo de la N-332, sobre todo los fines de semana.

Y el viernes se produjo otro encuentro en el Palau de la Generalitat en el que el presidente del Consell, Ximo Puig, anunció un «plan de choque» en un mes contra el incremento de la siniestralidad en este colectivo y la creación de una comisión de trabajo con todas las administraciones con competencias y los afectados.

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