La implementación de un Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) para envases de un solo uso en España conllevaría un coste adicional de 1.784 millones de euros más que el sistema actual, 96 euros al año por familia, y resultaría perjudicial para el medio ambiente al aumentar un 19,4% el calentamiento global. Las cafeterías y bares serían los puntos de venta en los que el coste de aplicación sería mayor.

Así lo pone de manifiesto un estudio de sostenibilidad sobre la introducción del SDDR obligatorio para envases de bebidas --excepto lácteos y hasta tres litros--, realizado por la Cátedra Unesco de Ciclo de Vida y Cambio Climático de la ESCI-UPF, institución pública fundada por la Generalitat de Catalunya y la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.

El proyecto --basado en las condiciones de la Agència de Residus de Catalunya y según una tasa de 0,1 euros de depósito por envase y un hipotético retorno del 90%--, se ha presentado este jueves en la Fundación Bancaja de València y esboza las consecuencias de un escenario en el que confluyeran el SDDR y el sistema actual. La organización ha escogido la ciudad como "escenario relevante" por el debate que ha suscitado la intención del Gobierno valenciano de implementar este sistema en la Comunitat.

En principio, el estudio constata que la aplicación del SDDR conllevaría un ligero incremento del 1,5% en la recuperación de envases, hasta más de 300.000 toneladas, que el 57% de los envases se tratarían por este sistema y que supondría un ahorro si no se tuvieran en cuenta los costes necesarios para su puesta en marcha y mantenimiento, como ha desgranado la encargada del análisis medioambiental, Alba Bala.

Sin embargo, a nivel medioambiental, el SDDR supondría "un paso atrás" y "dispararía" el impacto en la eutrofización --acumulación de residuos en las aguas--, hasta un 64,1%, junto a un perjuicio claro en la lluvia ácida (+31,4%), calentamiento global (+19,4%), agotamiento de la capa de ozono (+18,9%) y contaminación fotoquímica del aire (+7,2%). De los seis indicadores estudiados, solo supondría una mejora del 10,2% en el agotamiento de recursos.

El análisis también concluye que se incrementaría significativamente el impacto medioambiental en la recogida y el transporte de envases y concluye que hasta el 54% deberían gestionarse manualmente y ser transportados sin compactar, lo que resultaría "mucho menos eficiente" y provocaría un aumento de las emisiones de dióxido de carbono y óxidos de nitrógeno, entre otras.

Costaría 11 veces más

En materia económica, el SDDR costaría 11 veces más que el sistema actual: un total de 2.275 millones de euros a nivel nacional, 1.784 más que los actuales Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP) --que cuestan 491 millones--, por los gastos en maquinaria, etiquetado, transporte, conteo y tratamiento. La manipulación en los puntos de venta supondría 1.508 millones de euros y, además, llevaría asociado un incremento de 138,3 millones por el coste de la gestión de residuos de envases no sometidos.

De media, cada habitante pagaría 48,7 euros al año frente a los 10,5 actuales, un 38,2% más, por "un sistema menos eficiente y, sobre todo, una gestión más costosa", como ha subrayado la coordinadora del análisis económico, Rosa Colomé.

La investigadora ha explicado que los ingresos que aportaría el SDDR no compensarían los costes --supondrían "solo el 15%-- y que esto se debe a la estructura comercial "altamente atomizada" de España, basada en pequeños y medianos establecimientos a diferencia de otros países europeos.

A nivel de destino, el proyecto concluye que las cafeterías y los bares se verían más afectadas al generar alrededor de una cuarta parte de los costes y ser los establecimientos donde más costaría el retorno por envase: 0,24 euros frente a los 0,09 en tiendas y 0,02 en hipermercados.Harían falta casi 40.000 máquinas de vending

Y en logística, el estudio estima que "más de la mitad" de establecimientos (54%) optaría por el sistema manual y que, aun así, serían necesarias un total de 38.752 máquinas de Reverse Vending Machine (RVM) para la devolución automática de los envases y 45 nuevas plantas de conteo.

El análisis de la Cátedra Unesco también incide en el impacto del SDDR para la ciudadanía, en base a entrevistas a organizaciones interesadas y afectadas, encuestas sobre la disposición a pagar y el cálculo de la huella social. Al igual que en el ámbito medioambiental, únicamente uno de los indicadores es positivo: la menor cantidad de envases en espacios públicos.

Mientras, la introducción del SDDR supondría mayores costes para los hogares, ya que los ciudadanos tendrían que dedicar un 50% más de espacio y seis veces más de su tiempo, según la titular del estudio social, Silvia Ayuso.

POSIBLE ESTUDIO A NIVEL AUTONÓMICO

En base a todas las conclusiones, el director del análisis, Pere Fullana, ha expresado la intención de la institución de "explicar la metodología" a la Generalitat y "trasladarlo al ámbito valenciano" por la polémica en torno a su aplicación. En cualquier caso, ha remarcado que la iniciativa "huye de posicionamientos ideológicos".

Este estudio de sostenibilidad, el "más completo" realizado hasta el momento sobre el SDDR, se difundirá en la página web de la ESCI-UPF después de más de un año de investigación y la participación de un comité de seguimiento integrado por más de 30 entidades y la revisión crítica de nueve expertos independientes.

El proyecto está financiado por una decena de organizaciones entre las que figuran la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged), Ecoembes, TetraPak y Ecovidrio. La organización hará público el coste total una vez esté cerrado.

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