El nerviosismo y la preocupación que se palpaba a primera hora de la mañana de ayer en Soneja dio paso por la tarde a una «cauta tranquilidad» con la mejora y estabilidad de uno de los frentes que, durante varias horas, tuvo en jaque a esta población palantina. Uno de los municipios que hace ocho años vivió un duro incendio y tuvo que ser evacuado y que, durante la noche del jueves y la primera hora de ayer, creyó por momentos que volvería a rememorar aquella negra historia, al ver de nuevo muy cerca el fuego del núcleo urbano.

Prueba de ello es que, en vista de lo que podía suceder, las fábricas colocadas en la primera línea de la carretera estuvieron durante la noche y la mañana siguiente mojando su perímetro y material para evitar el quemado y que afectase lo menos posible a sus propiedades.

Y es que, el tipo de actividades, una de palets, así como otra de envases de madera, y varias gasolineras, hacían más preocupante la situación. Así las cosas, comentaba el propietario de la fábrica de envases de madera, Higinio Rufanges, «hemos pasado toda la noche despiertos y con mucha preocupación, para, con nuestros medios, intentar aguar lo máximo el perímetro de la fábrica y evitar que se nos queme, como pasó la anterior vez que el fuego llego hasta la puerta, nos afectó a un silo de serrín y nos reventó la canal y una de las paredes».

Rufanges explicaba que «lo vivido entonces fue muy duro». «Esto es el único medio que tenemos para comer y por eso te preocupas e intentas defenderlo como sea, comentaba el propietario mientras con una manguera refrescaba los alrededores de la fábrica».

Más aliviado se mostraba uno de los socios de Espafibrac de Segorbe, que produce fibra de coco, donde las llamas se quedaron a escasos metros. Manolo Martínez explicaba que «cuando pasó lo más importante a primera hora de la tarde estábamos muy preocupados, pero a última hora nos dejaron entrar y vimos que todo estaba bien».«El perímetro de protección de la fábrica y el funcionamiento continuo de los aspersores de agua evitaron en parte la llegada de las llamas que, milagrosamente, tan solo quemaron un pequeño montón de fibra», destacó. De igual modo estaba Ángel García, propietario de una granja con más de 10.000 conejos que fue evacuado durante la tarde del jueves en Segorbe. Apuntó que «finalmente los animales no han sufrido ningún daño».