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Entrevista | Matías Alonso

Matías Alonso: "Una fosa saca paz, no odio"

Matías Alonso, coordinador del Grupo por la Recuperación de la Memoria Histórica.

P ¿Qué encierra una fosa común: huesos y qué más?

R Encierra huesos, sentimientos, el sufrimiento de al menos una viuda y de quien haya podido heredarlo, y sobre todo encierra la verdad. La verdad de lo que sucedió con miles de personas cuyo único delito fue el de haber sido demócratas y haber sostenido unos valores que los golpistas convirtieron en proscritos.

P En la Comunitat Valenciana hay más de 300 fosas y se estima que más de 10.000 víctimas permanecen en su interior. ¿Por qué se consiente eso en 2017?

R Afortunadamente ya empieza a no consentirse. Tras el cambio político, en muchos ayuntamientos y en las Corts han entrado demócratas que sí sienten esos valores proscritos tras el triunfo franquista. Hay un proceso en marcha para buscar esa verdad y reparar a los que aún se pueda reparar: viudas ya prácticamente no quedan, pero sí quedan hijos y nietos.

P ¿Por qué ha tardado tanto?

R Porque en la Comunitat Valenciana gobernó la facción más ultracatólica y conservadora del PP. Esta semana han vuelto a posicionarse en contra de la Ley de Memoria Democrática. A ellos, la memoria de los demócratas les llevaba a debates guerracivilistas con argumentos que yo creía que nunca más volvería a oír. Piensan igual que sus abuelos y sus padres. Se sienten directamente atacados cada vez que se quiere exhumar una fosa.

P ¿Acaso este discurso no contribuye a politizar la cuestión?

R ¡Es que lo politizan ellos! Nosotros enfocamos las exhumaciones desde el punto de vista de los derechos humanos. Pocas veces nos verán hablar de República ni de temas políticos. Esto no va de banderas, sino de derechos humanos. Cuando se abre una fosa, lo que la gente encuentra es todo menos odio y venganza. Encuentran la paz de sentir que al fin han cerrado un capítulo negro de su vida, su vieja herida. El filtro político lo añade quien se opone a ello desde el principio.

P ¿Qué le parece el proyecto de la Generalitat para pagar las exhumaciones e identificaciones?

R Perfecto. Cumple con la jurisdicción internacional de derechos humanos: posibilitar la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas a cargo de la Administración.

P ¿Qué le diría a una persona que opina que gastar 9,5 millones en doce años para abrir las fosas e identificar a los restos es menos necesario que un instituto nuevo?

R A esa persona le preguntaría, primero, cuánto vale su padre y en cuánto valora la paz de su familia. Esas personas no son sensibles a que en España hay cientos de miles de ancianos que han pasado toda su vida sin poder cerrar un duelo por su ser querido. Ese es un derecho que merece la protección del Estado. Además: hay dinero para todo. Esos 9,5 millones en doce años, que son unos 790.000 euros al año, son bastante menos de lo que cuestan tantas actuaciones. No es por dinero.

P Las víctimas han estado muy abandonadas y perdidas y las asociaciones memorialistas han aguantado el palo de esa bandera.

R Totalmente perdidas. Hemos sido el baluarte al que se han podido aferrar estas familias en un proceso burocráticamente muy complejo. También estamos en la génesis de esta nueva ley de memoria en tramitación, por el acuerdo que firmamos con fuerzas políticas antes de las elecciones y que ha fructificado dos años después. A partir de ahora sería muy bonito que ya no fuéramos necesarios. Significaría que la Administración asume su función.

P Usted ha visto a muchas personas recuperar los restos de sus familiares. ¿Qué experimentan?

R Paz, tranquilidad. Cierran décadas de acoso, de abandono, de desprecio. Eran niños cuando mataron a sus padres. Sin culpa de nada, fueron señalados como mala gente. Al recibir los restos de su padre, les das también la verdad, la historia de lo ocurrido, con los juicios sumarísimos y todo lo que aconteció. Entonces constatan que han tenido un familiar asesinado injustamente. Fíjate: hay veces en que se sienten reparados solo con poder comprobar la inocencia de su familiar.

P ¿Qué caso no se le borra?

R No se me borran dos. José Martínez, en la exhumación de Benagéber. Me impresionó ver el diálogo que mantuvo con los restos de su padre. Un hombre de casi ochenta años que saludaba a su padre y se tiraba un rato conversando con él.

P ¿Y qué le dijo?

R "Por fin te he encontrado, padre mío". Le contó cómo había fallecido su madre preguntando cada día por él. Eso hay que vivirlo. El otro caso es el de Pepica Celda, la lucha en solitario de una mujer empeñada en demostrar a todo el mundo que su padre era inocente, un "home bo". Había interiorizado tanto la represión de su duelo que no podía llorar.

P Un problema es que muchas de estas personas están falleciendo en los últimos años.

R Así es. Los hijos más pequeños de los fusilados o muertos en guerra rozan los ochenta años. Por ese motivo son procesos que deben atenderse de manera urgente. Porque la justicia la deben recibir quienes conocieron en vida a los enterrados en las fosas. Si la justicia no se le administra al vivo, ¿de qué sirve? Y nos quedan pocos años.

P Un cambio político en la Generalitat podría frenar este proyecto de exhumación e identificación planificado para doce años.

R La esperanza es que se cambie la ley estatal. Porque la última esperanza para muchas personas, por razones de edad, podría esfumarse con un cambio en la Generalitat.

P ¿Eso qué supondría?

R El fin de la esperanza de cerrar su herida para muchísima gente, que ahora tiene entre 80 y 90 años. Sería otro ridículo internacional.

P ¿Le parece que últimamente hay demasiada foto de político en esta cuestión?

R Yo diría que sí. La memoria debe ser un punto de encuentro y no de disputa política para ponerse una flor. Ni uno es el único que subvenciona ni el otro es el que ha hecho la ley. Los protagonistas son los familiares, que llevan toda la vida intentando solucionar el tema con la ayuda de una u otra asociación memorialista. Todo lo demás es...

P ¿No estar a la altura?

R No estar a la altura. La única flor para ponerse será cuando todo esté solucionado y la Administración haya cumplido con su obligación.

P ¿Por qué Matías Alonso no se cansa de ir a actos y fosas?

R Cuando tomas contacto con esta gente, que ha estado sola, hay que ser mala persona para abandonarlos.

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