El reconocimiento le ha llegado sin esperárselo y gracias a una mano anónima cuya identidad aún no ha descubierto y no sabe si descubrirá. Rubén Costa, el investigador valenciano obsesionado en la creación de sistemas de iluminación más saludables y baratos utilizando proteínas naturales, ha sido seleccionado por la revista del Massachusetts Institute of Technology (MIT) como uno de los 10 jóvenes innovadores más importantes de España.

Costa ha sido reconocido gracias a una nominación anónima, pues no es un premio al que uno mismo se pueda presentar. Aparecer en el Top Innovators Under 35 del MIT es para él "una alegría" que le genera mucha satisfacción, ya que en años anteriores optaron a este reconocimiento un total de unos 200 investigadores, científicos y empresarios españoles y él está entre los 10 que el MIT ha destacado.

El investigador valenciano asegura que este instituto de Massachusetts es "el más prestigioso del mundo, donde trabajan las mentes que han revolucionado nuestra sociedad".

Se muestra "expectante" por ver qué sucederá ahora, ya que además del reconocimiento en el ámbito estatal, ahora competirá con otros candidatos de los 27 países de la Unión Europea por un reconocimiento continental que, en caso de ganar, recogerá en EE UU.

"Figurar como innovador es genial, no me lo esperaba. Mi proyecto es muy técnico, hay otros más llamativos, pero todo depende de lo que valoren", afirma.

No es el primer galardón que le llega a este valenciano -doctor y licenciado en Química por la Universitat de València, donde recibió el premio extraordinario y al mejor expediente-, pero coincide con su vuelta a España. Como publicó Levante-EMV el pasado marzo, Costa ha liderado dos años un equipo de investigación en Nuremberg, Alemania. Ahora, gran parte de él está "montando laboratorios y arrancando de nuevo" en el Instituto Imdea Materiales, de Madrid. "Buscaban nuevas líneas de investigación hacia la funcionalidad, las condiciones eran buenas, me ofrecieron la idea y pensé: '¿por qué no? Me voy'". Él considera que es una cuestión de «suerte».

Este investigador, que ha roto "dogmas erróneos sobre el uso de las proteínas fluorescentes", además de crear pantallas 'BIOled' eficientes y respetuosas con el medio ambiente, ahora se centra en conseguir que la luz artificial simule la solar, que varía durante el día y tiene diferentes intensidades y tonalidades. Aunque no se percibe, la potente luz de los LED tiene un espectro azulado que mantiene siempre activo al cerebro. Este, por ejemplo, es el principal motivo por el que no es recomendable estar cara a la pantalla antes de dormir, recuerda.