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Reportaje

El rescatador de perros

Un activista proderechos animales ha salvado más de cien perros abandonados en solo tres años mediante un sistema de jaulas automáticas -Este proceso de rescate puede durar varias horas

El rescatador de perros

Miguel Ángel es un activista proderecho animal. Natural de Burjassot, lleva muchos años en el mundo de la ayuda canina, pero desde hace tres años comenzó su propia iniciativa de recogida en la asociación Michel Rescue Dogs. La labor de la asociación no despierta sino admiración, pues su tarea se centra en la recogida de perros que, tras el trauma del abandono y, ante casos de maltrato previo, evidencian el rechazo y la desconfianza al ser humano, por lo que evitan en lo posible el contacto con cualquier persona.

Por esta razón, Miguel Ángel creó la «jaula-trampa» más grande vista por primera vez en València. El ingenio del método se encuentra en la creación de una puerta automática controlada a través de un mando a distancia. Este mando, que permite que el rescatador pueda esconderse, da un respiro al animal que, tras creerse fuera del alcance de la vista del hombre, camina a sus anchas por el terreno hasta introducirse en la jaula.

Para que el animal entre en el recinto que previamente ha construido el activista en el lugar donde ha sido hallado el animal, los presentes reproducen rutinas de alimentación para que el perro encuentre en el terreno un lugar donde instalarse. Sin embargo, el activista reconoce que han llegado a esperar veinte horas hasta la entrada del perro en la jaula.

Una vez situados en el interior de la trampa, el equipo activa la puerta automática. Este es el momento de crisis para el animal, que "se vuelve loco", por lo que tienen que "calmarlo con lazos", reconoce el activista. "Imagínate que te meten a ti en una jaula encerrado. Nosotros lo hacemos por bien, pero ellos no lo saben", añade.

Tras la recogida del perro, la asociación, en la que participan también Marta Liñana, Mar Cases, Esther Torre y Betty Morena, se encarga de su traslado a la residencia situada en Cullera, donde procuran crear un cercano contacto con el animal y eliminar cualquier rastro de desconfianza hacia el ser humano. "Es difícil encontrar casas de acogida, pero más difícil sería sin el proceso de adaptación del animal", indica Miguel.

La mayoría de los animales están, además, heridos o poseen algún tipo de enfermedad. Gran cantidad de ellos han sido agredidos previamente por su anterior dueño y otros, simplemente, son fruto de enfermedades tras encontrarse meses viviendo en las calles, por lo que la asociación cuenta con un convenio de precios fijos en la Clínica La Granja en Burjassot y el Hospital Benipeixcar.

Este gasto económico lo recaudan gracias a donaciones particulares o a partir de una cuenta en Teaming que les permite acceder a "los únicos ingresos fijos" de la asociación, añade Miguel, quien ya cuenta con un total de 4.697 euros recaudados.

Miguel, quien "no se imagina haciendo otra cosa", reconoce que encuentra en la ayuda al animal una recompensa inmensa. Muestra una empatía completa con el perro el cual, reconoce, "pasa terror" en su abandono. Para él, no hay mayor recompensa que conseguir su acogida en manos de una familia que lo adopte y le preste la protección y el amparo que no había conseguido hasta el momento.

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