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Autosuficiente energética

Aras desafía al sistema eléctrico

Aras de los Olmos encarga a la Universidad Politécnica un proyecto para generar energía suficiente para abastecer a todo el municipio sin estar conectada a la red eléctrica nacional - La electricidad será de origen renovable

Rafael Giménez señala el lugar en el que se elevará el agua del río Arcos hasta el depósito superior . Foto. José Sierra.

Aras de los Olmos,un pequeño municipio de apenas 380 habitantes aspira a convertirse en el primer municipio de España que genera y distribuye su propia energía sin estar conectado a la red eléctrica, algo similar a lo que ya han conseguido en la isla de Hierro, pero que no tiene equivalente en ningún lugar de la península.

Aras tiene sol, agua, viento, leñas y un molino abandonado en el cauce del rio Arcos cuyo caudal, procedente de la Sierra de Javalambre, fue responsable en el pasado de iluminar las calles de este pueblo situado al final de la CV-35, cuando la autovía que llega hasta Lliria no es más que un estrecho vial asfaltado.

No se trata de salir en el Guiness, sino de sobrevivir como comunidad local en un momento en el que el problema de la despoblación rural, que Aras de los Olmos sufre desde hace décadas, ha saltado al primer plano de la actualidad.

En ese escenario, el actual alcalde de Aras de los Olmos, Rafael Giménez, es un viejo luchador al que no deja de sorprender tanta atención y tan repentina, cuando muchos como él, llevan años alertando y ...actuando.

Al igual que un reducido grupo de municipios valencianos situados «al final» de una carretera o de una línea eléctrica, el ayuntamiento es propietario de una pequeña empresa de distribución eléctrica que antaño compraba a un particular -más tarde a Iberdrola-la electricidad y la revendía a los vecinos. Cerca de allí, en Chera o en Sinarcas, ocurre algo parecido.

«Ahora tenemos un buen servicio, aunque este tipo de suministro y sobre todo estando al final de la línea daba muchos problemas. Siempre que había tormentas, nevadas o viento, eramos los primeros en quedarnos sin luz y los últimos en recuperarla», recuerda el alcalde.

Ahora, ser distribuidores es una ventaja de primero orden: «Nos permite comprar la energía a quien nos ofrece mejor precio y nos ha aportado información clave para el diseño del plan como conocer las pautas de consumo en nuestro municipio», añade.

«Lo primero que hemos hecho -explica Rafael Giménez- es hacer los números, ver si nuestro proyecto es viable, y lo es, aunque el objetivo de la autosuficiencia es algo que probablemente no podamos alcanzar al principio y necesitemos seguir un tiempo contando con una línea eléctrica que nos conecte con el mundo».

El planteamiento es relativamente sencillo y técnicamente resoluble, pero el camino a recorrer es un campo de minas administrativo. Esta misma semana Giménez se ha reunido con el conseller de de Economía sostenible, Sectores productivos, Comercio y Empleo de la Generalidad Valenciana, Rafael Climent, que ha ofrecido todo su apoyo técnico y administrativo a una iniciativa que, pese a la simpatía que despierta tiene mucho de enfrentamiento entre un pequeño David y el Goliat representado por las grandes compañías eléctricas y una legislación estatal que sigue penalizando y retrasando la expansión del autoconsumo.

El agua como elemento clave

Junto a un viejo molino en el fondo del cauce del rio Arcos, Rafael muestra antiguos postes de la resistente madera de sabina que llevaban «la luz» al pueblo. «Apenas daba para unas bombillas en las calles, pero hacían su papel». rememora. Los cables han desaparecido, pero la sabina continua firme.

En el proyecto actual, Aras ha contactado con la Confederación Hidrográfica del Júcar para recuperar la concesión y hacer una pequeña balsa desde la que bombear con los excedentes de energía que genere el sistema durante el día hasta otra balsa situada a unos 100 metros de altura sobre el cauce, en una montaña, Monpedroso, donde se construirán la mayor parte de las instalaciones de producción de energía. «Por el día, cuando las placas solares estén a plena producción, subirá el agua, que por la noche caerá de nuevo para generar electricidad».

Sobre la loma y en terrenos que fueron reservados para un parque eólico que nunca se desarrolló, el ayuntamiento prevé instalar un pequeño aerogenerador, un conjunto de placas solares y una central de biomasa, que será la responsable de atender las puntas de demanda cuando se produzcan.

La central de biomasa dispondrá para ello de calderas en las que procesar toda la leña que generan los montes de Aras, con más de 4.000 hectáreas que representan casi el 50% del municipio.

En la actualidad, parte de esta biomasa ya se procesa como combustible para calefactar el centro de mayores, aunque la idea es hacer astilla de fácil combustión e incorporar un digestor que produzca metano con los residuos procedentes de las numerosas granjas del municipio.

Las ventajas son obvias: un residuo que da muchos problemas se convierte en un recurso; los montes son gestionados de forma sostenible disminuyendo el riesgo de incendios y se ahorra la emisión de toneladas de CO2 a la atmósfera. Este ahorro generará también derechos de emisión negociables en los mercados, contribuyendo al equilibrio financiero del proyecto.

Viabilidad

El alcalde cree que con este diseño en funcionamiento se podrá dar el salto a un sistema autosuficiente, bien utilizando baterías, bien ampliando la capacidad de turbinado y bombeo en las balsas.

Carlos Roldán, catedrático de Ingeniería Eléctrica de la UPV está desarrollando el proyecto y coincide en la necesidad de ir «por fases». «Nuestro objetivo inicial es conseguir un balance neto positivo o nulo respecto a la producción propia, pero contando con el respaldo de la red, para en una fase posterior poder funcionar en aislado», confirma.

«Existe un reto técnico importante derivado de la imposibilidad de regular la energía de origen renovable si no existe una red de respaldo», añade el catedrático, aunque advierte que «todo» es resoluble excepto algunas trabas administrativas que espera se soluciones por el carácter público de la empresa promotora: el ayuntamiento. «La legislación actual es un poco ambigua y si bien el autoconsumo para clientes particulares no esta siendo viable, debería serlo para una pequeña empresa eléctrica como la que crea el ayuntamiento», añade.

El alcalde Rafael Giménez aspira a que toda la población sea propietaria de «su» empresa eléctrica y ya busca en las instituciones ayudas para poner en marcha el proyecto.

La luz «no será gratis», advierte el alcalde, «aunque procuraremos que sea algo más barata». «Estamos obligados a cobrar la energía para hacer frente a las tasas y los impuestos, además de no incentivar el derroche. Nuestra idea es remunerar a final de año a nuestros clientes, que serán también socios, con dividendos».

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