En una España en la que «se embiste antes que se debate», José Luis Ábalos (Torrent, 1959) resopla en su despacho madrileño de las alturas de Ferraz mientras se habitúa a la exposición pública del cargo con el que Pedro Sánchez premió su lealtad en los peores momentos.
P Hace unos meses usted era un desarrapado en el grupo socialista en el Congreso, arrinconado; hoy es el gobernador de Ferraz. ¿Cuestión de lealtad?
R Al final, nunca hay nada escrito de modo definitivo, aunque la tendencia es siempre sentenciar, de forma rotunda. Lo he vivido en toda mi trayectoria. Soy un enterrado y desenterrado mil veces.
P Como en la C. Valenciana se planteaba, ¿cree que de ser presidente del Gobierno, Pedro Sánchez no debería ser secretario general del PSOE?
R Ese no era el problema en ese debate. Si Pedro Sánchez es presidente del Gobierno y entiende que el partido necesita de atención, puede procurar esa solución. Que haya una persona en el Gobierno y otra en el partido no implica que tenga que haber desencuentros.
P Depende de si se plantea como un apoyo buscado o si es una alternativa a la contra, ¿no?
R Yo he tenido varias experiencias de bicefalia sin ningún problema. Fui secretario general de la ciudad de València con Aurelio Martínez y él no tuvo ningún problema. Luego lo fui con Ana Noguera y lo mismo. Empezó a tener problemas cuando dejé de ser secretario general. Jorge Rodríguez dice que no conoce ninguna bicefalia de éxito, pero las únicas experiencias que conoce son de bicefalias, en su pueblo [Ontinyent] y en la provincia, donde el secretario general era yo y no creo que se pueda quejar de nada.
P Rodríguez dice que en su municipio el secretario general es una persona de su confianza.
R En mi caso no sé si seré una persona de confianza, pero no ha tenido ningún problema. Tanto es así que el equipo que tiene en la diputación le da todo el apoyo. ¿Cuándo colisionan las bicefalias? Cuando cada uno pretende el mismo espacio. No hay problema si asumen el reparto de papeles.
P ¿Y esa colisión no era el caso con la candidatura de Rafa García frente a la de Ximo Puig?
R No creo. Siempre se preservó blindar al president, incluso su candidatura futura. Nadie va a asumir la responsabilidad de debilitar a un representante de su partido.
P Me decía un veterano exdirigente del PSPV que Puig y Pedro Sánchez habrán recompuesto sus relaciones antes de fin de año. ¿Comparte el pronóstico?
R Si cada uno asume cuál es su función y en qué nivel de la organización se sitúa no tiene que haber ningún problema. Las cuestiones personales no deben contar.
P En el pasado han contado bastante. ¿Se aprenderá la lección?
R Uno no viene a la política a hacer amigos, sino a cumplir una tarea y una responsabilidad.
P Dice el presidente de los valencianos. Entiendo que también el suyo...
R Sigo residiendo en València.
P Decía Puig que en 2020 volvería a plantear la Entesa al Senado con Compromís y Podemos si se dan las condiciones. ¿Ferraz sigue pensando que es una operación imposible y que atenta contra su soberanía?
R Hay que circunscribirse a aquel momento. Todas las alianzas políticas han sido competencia siempre del ámbito federal.
P Por eso le decía si una Entesa vulnera la soberanía.
R No tiene nada que ver con la soberanía, sino con el ámbito competencial. En ese caso concreto, a la alianza con Compromís no había ningún problema. Este se planteaba con Podemos, porque toda su estrategia entonces era el sorpasso.
P ¿Está el Pacte del Botànic amortizado?
R No, está en plena vigencia. ¿Cómo va a estar amortizado si lo están actualizando?
P Y posiblemente sea la forma de poder seguir gobernando en el futuro, ¿no?
R Claro. Si queremos un entendimiento con la izquierda y hacer frente a un gobierno conservador habrá que reproducir estas alianzas. Pero a nivel estatal también. A corto plazo no se vislumbran mayorías absolutas.
P ¿Ha sido leal a Puig?
R Muchísimo. Suelo serlo. Pero la lealtad está basada en la reciprocidad, lo otro es fidelidad perruna.
P ¿Y no ha recibido con Puig esa reciprocidad?
R Hasta 2015 trabajé mucho. Hicimos mucho esfuerzo en sintonía con la dirección nacional. Hasta que llegaron las elecciones y observé que el estilo de gobierno cambió. El problema de todas maneras no es la cuestión valenciana, sino que se entrecruzó el debate federal. Ese momento se sitúa en diciembre de 2015, cuando se plantea un congreso ya con idea de relevar a Pedro.
P ¿Ha auspiciado o bendecido la candidatura de Rafa García?
R Pues no. Me he visto absolutamente imposibilitado para participar. Como vi que se me hacían demasiadas advertencias tuve que extremar mi celo. Pero en todo el proceso anterior, Rafa ha sido de las personas más leales y entregadas, nunca pidió nada.
P Rafa García es uno de los suyos desde hace mucho tiempo.
R Políticamente. No tengo una relación personal ni forma parte de mis colaboradores en la provincia, pero siempre estaba cuando Pedro necesitaba algo.
P ¿No ha ganado porque se le han ido votos «sanchistas»?
R No se han ido votos sanchistas. El relato que acompañaba a Pedro Sánchez es inigualable: un líder acosado que acaba derrocado, y tras el martirio viene la resurrección... En el caso del PSPV había una idea muy poderosa: la del gobierno tras 20 años de oposición. Se hace muy difícil un relato que justifique debilitar a ese presidente. La reflexión que tiene que hacer uno no es que haya ganado, porque era evidente que tenía que ganar, sino por qué tiene un 42 % en contra y otro tanto no movilizado. He escuchado decir a alguno que me ha fallado el cálculo y no me ha fallado nunca. Tenía muy claro que el resultado es el que tenía que salir.
P Vamos, que tenía claro que Puig iba a ganar.
R Era evidente. Es que es el president. Mucha gente no tenía más argumento que ese.
P Una lectura. A ver si la comparte. Puig entraría menos legitimado en el congreso si no hubiera tenido una candidatura alternativa.
R Que cada uno haga su lectura. Yo insisto en que ha sido un congreso de tres semanas. No hubo tiempo de digerir nada. Todo ha sido precipitado. A Rafa no lo conocía nadie en Alicante y Castelló. Casi lo extraño es que haya sacado un 42 %.
P ¿Le convence o le chirría el perfil marcadamente valencianista de la ponencia política?
R Es un tema recurrente en el PSPV. Uno de los argumentos para la moción de censura a Joan Romero fue su excesivo valencianismo y su desconexión del PSOE.
P ¿Es una advertencia a Puig?
R No. Es simplemente que los argumentos son de ida y vuelta. Tiene que ver con el propio origen: la fusión entre PSPV y PSOE.
P ¿Sus aspiraciones políticas están colmadas con la secretaría de Organización?
R Más de lo que esperaba.
P ¿No se ve de candidato a la Generalitat en el futuro?
R No me he visto nunca. Si hubiera tenido alguna intención, no hubiera asumido esta responsabilidad. Hace mucho tiempo ya que opté por la política nacional. Lo extraño es que haya quien no se lo acaba de creer nunca.
