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Medio Ambiente

Los bomberos evitaron una riada en un pantano 'abandonado' cinco años

Bonig cerró en 2011 la fundación que gestionaba la presa de Buseo y dejó el embalse sin vigilancia

Los recortes en la administración autonómica en 2011 estuvieron cerca de costar muy caro a cuatro municipios de la comarca interior de la Serranía, en concreto Sot de Chera, Gestalgar, Bugarra y Pedralba. El pantano de Buseo, que frena los vaivenes del río Reatillo -afluente del Túria-, estuvo a punto de desbordarse y provocar una riada de dimensiones imprevisibles el pasado 19 de diciembre, en pleno episodio de fuertes lluvias en la Comunitat Valenciana. La presa estaba totalmente abandonada desde 2011 cuando la consellera de Medio Ambiente y actual líder del PP, Isabel Bonig, decidió cerrar la fundación pública que la gestionaba y despedir al guarda que garantizaba su funcionamiento. Fueron bomberos del consorcio provincial y de la Agencia Valenciana de Seguridad y Emergencias quienes, alertados por el alcalde de Chera, evitaron la pantanada.

Y fue una misión más que dificultosa. Los bomberos y la policía autonómica tuvieron que acudir en un tiempo récord el día 19. En tres jornadas -entre el 16 y el 19 de diciembre- el pantano había pasado de embalsar 1,5 hectómetros cúbicos de agua hasta casi colmar su capacidad de 7,5. Cuando los trabajadores de Emergencias llegaron a la presa ya rebasaba los 7 hectómetros cúbicos y las compuertas y aliviaderos estaban sellados. Estos empleados tuvieron que reventar la puerta porque las llaves habían desaparecido y abrir las tuberías de emergencia -aliviaderos- para desaguar, según explica el alcalde de Chera, Alejandro Portero.

El volumen de agua que evitó la tragedia fue tan grande que los cultivos de la vera del Reatillo sufrieron inundaciones de diversa consideración que pudieron ser advertidas por la Generalitat, como alertó ese día Levante-EMV. «En Pedralba hubo daños importantes en los cultivos y en Sot de Chera arrasó un puente», recuerda. Estas consecuencias indican el impacto que podía haber tenido una pantanada si el agua hubiera desbordado la presa.

Según asegura Portero, las competencias del pantano de Buseo las tiene la Conselleria de Medio Ambiente, pero tras el cierre de la fundación nadie se ha hecho cargo del mismo. El edil ve con preocupación e impotencia cada episodio de lluvias torrenciales, pero también de deshielo. Las nevadas de marzo obligaron a volver a habilitar los aliviaderos. Y relata con dramatismo la situación que vivió esos días que se evitó la tragedia. «Cuando vinieron a abrir el pantano cuando estaba a punto de rebosar nadie sabía cómo funcionaba. No sabemos ni dónde están las llaves», se lamenta. Además, apunta, «hay que solucionar el problema de las compuertas», atascadas desde hace años y que han llegado a provocar explosiones de metano por la acumulación de fangos en el fondo. Un relato que demuestra el nivel de abandono de esta infraestructura estratégica para la zona.

La Conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente extinguió y liquidó la Fundación Medioambiental de la Comunitat Valenciana Buseo de Chera en 2011 amparándose en la necesidad de recortar gastos para cuadrar su presupuesto. La entidad fue constituida en mayo de 2003 bajo la iniciativa de la entonces Conselleria de Medio Ambiente, el Ayuntamiento de Chera y el apoyo del Sindicato de Riegos del Pantano del Buseo y la Confederación Hidrográfica del Júcar con la intención de mantener la calidad medioambiental del entorno del pantano y la promoción del turismo en la zona.

La fundación contaba con 3,6 millones de euros para construir en el entorno de la lámina de agua del Buseo un camping, un albergue, un hotel rural en la antigua casa de los regantes y otras mejoras destinadas al desarrollo del turismo. Cuando se cerró, de esos fondos sólo se han invertido los 90.000 euros destinados a rehabilitar la casa, sede de la comunidad de regantes, y los sueldos que desde 2003 se le pagaron mensualmente al guarda del pantano.

Bonig era la presidenta del patronato cuando se liquidó la entidad y el día de su disolución justificó el cierre dentro del plan de medidas de recorte del sector público que impulsó el expresidente Alberto Fabra.

El pantano pasó a ser propiedad de la Conselleria de Medio Ambiente. La liquidación de la sociedad supuso el despido del guarda de parque para el que se aprobó una indemnización y un finiquito. Y hasta la fecha nadie vigila los acontecimientos.

Recientemente, Emergencias ha tenido que realizar una obra de urgencia para adecuar el acceso a la presa que estaba totalmente abandonado. Es el único pantano propiedad de la Generalitat.

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