Melómanos, enamorados y soñadores se dieron cita ayer para asistir al concierto de Mikel Erentxun en la azotea del edificio Veles e Vents de la Marina Real Juan Carlos I de València, que vivió una velada mágica con la caída del sol. Fue un concierto esperado, pues el cantante donostiarra no prevé volver a actuar en tierras valencianas hasta 2018.

Unas cien personas se congregaron para ver al vocalista de Duncan Dhu entonar sus últimos temas en acústico durante una tarde en la que la luz y la música se disputaron ser las protagonistas.

Erentxun se hizo esperar. A las 19,30 horas ya habían aficionados esperando a los pies de las escaleras de acceso a la terraza del edificio. El intenso calor hizo que muchos de los seguidores recurrieran a las entradas impresas en blanco negro para abanicarse. «Él nos encanta. Nos sentimos identificados con sus canciones», asegura Jose y María Ángeles, dos vecinos de València que visitaban el edificio de la Copa de América por segunda vez. «La verdad es que es un plan ideal para hacer en verano. No todos los días tenemos que ir a la playa o a la piscina», aseguraba la mujer, quien detalló que el plan de la noche iba ir a consistir en acudir más tarde a un restaurante de la Avenida del Puerto.

El público no entendió de franjas de edad. Parejas jóvenes, matrimonios e incluso niños acudieron al Veles e Vents para ver tocar a Erentxun, que apareció finalmente a las 20,35 horas. Tras un tímido saludo, se dispuso a tocar la guitarra. Los éxitos no tardaron en sonar. «Mañana» fue el tercer tema de la tarde. Los de las primeras filas no dudaron en interpretar la canción y los de las últimas se levantaron para bailar con una copa en la mano.

Erentxun también interpretó temas de su último disco, El Hombre sin Sombra. «El principio del final», tema que relata su divorcio, le permitió interactuar por primera vez con el público. «Es la canción más triste que he compuesto jamás», apuntó el cantante. No olvidó los temas que le permitieron ganarse el favor de millones de personas tanto en España como en Latinoamérica. «Voy a interpretar este tema de Duncan Dhu, uno de mis favoritos, ya que se cumplen 33 años de la banda». La canción era «A tientas». El publico se emocionó. De hecho, marcó uno de los puntos álgidos del concierto, que fue transformándose en velada a medida que el cantante fue entonando cada tema. Sin interrupciones.

Las palmas y los aplausos de los asistentes acompañaron a Erentxun durante toda la sesión de música en directo, en la que se vieron pocos móviles apuntando al artista. El tiempo se había parado. «Es lujo tenerlo tan de cerca», aseguró una fan mientras Erentxun interpretaba «Cartas de amor». El cantante se mantuvo enérgico y tímido durante todo el concierto, ya que interpretó la mayoría de los temas con los ojos cerrados. Al contrario que los asistentes, que no quisieron perderse ni un momento del vis a vis con el cantante.