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Salvamento marítimo

El socorrismo se enfrenta al ninguneo de los bañistas

Más de cuarenta personas han muerto durante este año ahogadas en las playas valencianas

Una socorrista de la Cruz Roja pide a los bañistas de la Malva-rosa que salgan del agua. Foto: Germán Caballero.

Con el incremento de la temperatura en el verano de 2017, el número de asistencias de socorro en las playas de la Comunitat Valenciana no se ha quedado atrás. Tras los anómalos 24,6 ºC de media en julio, más ciudadanos han acudido a las playas en busca de un respiro. Este hecho ha derivado en que el riesgo de accidentes se eleve, según indica la Federación de Salvamento y Socorrismo.

Tal es así que, en lo que va de año, 309 personas han fallecido en las playas de toda España. Según el Informe Nacional de Ahogamientos (INA), la Comunitat Valenciana se sitúa tercera en el ranking nacional de muertes por ahogo al concentrar un 13,8 % de estas. Con estos 42 fallecidos, el mes de julio se sitúa como el peor período del año.

Sin embargo, los continuos avisos de los socorristas por evitar posibles lamentaciones a veces acaban en agresiones físicas o verbales por parte de los bañistas. «No me da la gana salir del agua porque el mar es de todos y hago lo que quiero», «¿pero tú quién eres para decirme algo?», «no tienes valor para entrar dentro del agua» o «te voy a arrancar la cabeza» son las frases a las que los socorristas han tenido que hacer frente.

Ante este hecho, los profesionales de salvamento marítimo aseguran sentirse «inútiles», «impotentes» y «ninguneados» por aquellas personas a quienes intentan salvar la vida.

Vicente Bayona, patrón de socorristas de Protección Civil de la playa de la Patacona, relata cómo llegó a sufrir una agresión física hace cinco años. En este caso, a pesar de ondear la bandera roja y de los reiterados avisos de Bayona sobre la prohibición del baño en esas condiciones, el bañista decidió entrar en el agua. Ante la corriente, fue arrastrado.

Bayona relata cómo, en esa época, trabajaba en otra playa donde solo él y otro compañero tenían que vigilar 1.000 metros de costa, por lo que, en el momento del incidente, se encontraban en otra zona. El bañista, tras ser sacado del agua, recriminó a los socorristas de manera violenta que no se encontrasen en el punto exacto del incidente.

El patrón de Protección Civil reconoce que la gente les trata como «muñecos» a los que ignoran ante un aviso, pero a los que necesitan ante un rescate. «Cuando nuestro trabajo se termina centrando en el rescate significa que hemos hecho algo mal», lamenta Bayona.

La labor principal del socorrista reside en la prevención. «Tú no prohíbes el baño por gusto, lo haces por la seguridad del bañista», afirma Salvador Perelló, director de formación de la Federación de Salvamento y Socorrismo de la Comunitat Valenciana. En su opinión, este es un trabajo remunerado que no deja de mostrar su carácter humanitario, un detalle que, lamenta, «no está valorado».

La causa

Según Juanjo Ruiz, jefe de socorristas de la Cruz Roja de la zona 9 (Malva-rosa-Cabanyal) «la figura del socorrista está mal conceptuada». Bayona respalda estas declaraciones, ya que considera que este tipo de profesionales no gozan de una regulación clara como organización, por lo que los bañistas no los toman en serio «y no les prestan atención».

Perelló denuncia cómo, con«la excusa de la crisis» cada vez hay una menor inversión en el sector, por lo que los horarios y los efectivos se han reducido.

En la playa de Dénia, una de las socorristas de su formación tuvo que trabajar 52 horas a la semana para acabar cobrando 985 euros mensuales. Tal es la situación que el sueldo por hora se reduce a los tres euros, mientras desde el Convenio de Socorristas consideran que el sueldo base debiera rondar los siete.

Según el director de formación, esto hace que sea el rostro de la juventud el que fije el perfil del socorrista. Así, los bañistas no reconocen en este sector una figura autoritaria como en el caso de la Policía Local o la Guardia Civil. «A los socorristas nos toman el pelo, pero cuando llega la policía toman mayor consciencia», asegura Juanjo Ruiz.

Posibles soluciones

Aumentar campañas de concienciación es considerado como una posible solución por el colectivo de socorrismo de Protección Civil: «La gente debería saber lo que es una playa y lo que se puede encontrar dentro de ésta».

Asimismo, desde la Federación de Salvamento y Socorrismo consideran necesaria la creación de un plan nacional para la formación homogénea de estos profesionales. Esta medida, según Perelló, respetaría en mayor medida el Convenio del Socorrista, por lo que el profesional no se vería expuesto a las variables de cada ayuntamiento para el pago y el horario de sus servicios.

Bayona indica cómo, después de cuatro horas, sus ojos ya no distinguen las imprudencias. «Hay mucha costa que vigilar y son demasiadas horas», lamenta el patrón. Y es que «un socorrista trabaja muchas horas por poco dinero», aclara Ruiz.

El patrón de Protección Civil, Vicente Bayona, reconoce que los socorristas, al igual que los ayuntamientos, «hacen lo que pueden». El problema se presenta cuando los bañistas «no hacen lo que pueden, sino lo que quieren». Ahí, reconoce, «está el problema».

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