Mascletàs, desfiles, encuentros gastronómicos... El que quiera disfrutar de las fiestas durante el día, tiene planes de sobra. Para el que le sepa a poco y quiera continuar la marcha cuando cae el sol, tampoco está carente de alternativas. Desde la barraca municipal y sus conciertos hasta la zona indie que se inauguró ayer, pasando por los recintos festeros, el Ferrández Cruz, el Jaume I y sus botellones o unos pubes y discotecas que también quieren su cuota de protagonismo durante los grandes días. Y aún falta la «traca final» de la Nit de l'Albà de hoy y la Roà de mañana.

Las fiestas en Elche se viven las 24 horas del día, de sol a sol. Desde el pregón del pasado lunes, la noche ha estado muy animada. Jóvenes, y no tanto, se entremezclan con visitantes, turistas que pisan suelo ilicitano por primera vez o universitarios que aprovechan su conocimiento del terreno para regresar por unos días en vacaciones, antes de que se reanuden las clases. Tampoco faltan quejas, desde el olor que desprenden los orines en la calle hasta los elevados precios que tienen las copas en pubes, discotecas u otros recintos, como la barraca municipal.

«No es de recibo que nos cobren 9 euros por un litro de cerveza», lamentaba un joven el pasado miércoles durante el concierto de Mägo de Oz. A la actuación del grupo de rock le han sucedido otras como las de Huecco y David Otero. También están los que apuestan por otras alternativas de ocio antes que por la música en directo. Entre ellos, los jóvenes que se reúnen cada noche en el Jaume I para participar en unos macrobotellones que tantos quebraderos de cabeza están provocando (una decena de intoxicados etílicos cada noche).

Despacito suena por todos lados, desde las cábilas a los recintos festeros, mientras muchos adolescentes prueban por primera vez el alcohol. «Nosotros somos más de ron y tequila que de whisky o ginebra, que son bebidas de viejos», reflexiona uno de los jóvenes que participa en un botellón en el que es imposible contar el número de quinceañeros.

Aunque este joven rehuya de la ginebra, los que ya peinan canas y empiezan la noche con más calma, tomando uno copa en la terraza de algún pub, han puesto de moda una variedad de esta bebida de tonalidad rosa. Y cuando sale el sol, un clásico que nunca falla: los churros con chocolate.