La empresa contratada por las Corts para iniciar la rehabilitación del edificio conocido como Casa de los Caramelos, de propiedad del Consell y adscrito al Parlamento valenciano, comenzó ayer los trabajos en el inmueble ante el riesgo de desplome. El Ayuntamiento de València ya había enviado dos requerimientos a las Corts, el último en julio, para que se iniciara un intervención urgente.

Los trabajos, según ha sabido Levante-EMV, prevén la demolición de los escaparates y de las marquesinas repletas de caramelos que han convertido desde hace décadas esa esquina de las calles Conde Trénor y Muro de Santa Ana en una de las más emblemáticas de la ciudad. Las obras de mantenimiento adjudicadas tienen un coste de unos 30.000 euros.

Se trata de un edificio al que las Corts en este momento no tiene previsto dar ningún uso. Aunque siempre se ha especulado con la poisibilidad de que se convirtieran en dependencias de la cámara, e incluso en los últimos tiempos se habló de sede de la agencia antifraude o de oficina parlamentaria para la futura televisión autonómica, lo cierto es que la Mesa de la Cámara acordó en mayo de 2016 trasladar a la Conselleria de Hacienda que el inmueble no esnecesario para el funcionamiento de la Cámara, por lo que podía pasar a adscribirse a la Conselleria de Hacienda. Sin embargo, el Consell, cuya situación financiera es más complicada que la de las Corts, prefiere que sea la cámara la que se haga cargo de la rehabilitación, por lo que, según las Corts, la Conselleria de Hacienda no ha contestado al requerimiento.

Inmueble inutilizable

Mientras, según el informe de los arquitectos al que ha tenido acceso Levante-EMV el edificio se encuentra totalmente inutilizable y algunos de sus elementos presentan riesgo de desplome. «Hay un exceso de fisuras en muros y forjados y hay falsos techos en ruina», recoge. Los técnicos, ofrecen, como opción, proceder al vaciado integral del edificio y reconstruirlo de forma que sea posible abrir dos sotanos de aparcamiento.

Los trabajos, que arrancaron ayer con la llegada de los primeros operarios, y cuya duración será máximo de dos meses, según el pliego de condiciones, irán destinados a la conservación y mantenimiento de la fachada, pero no a la rehabilitación en sí de todo el edificio. Es pues, la primera fase de la obra integral que será necesaria.

Fente a la demolición de los elementos más populares del edificio, los arquitectos de la Conselleria de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio han planificado simular los huecos o escaparates existentes en la emblemática planta baja «por medio de la colocación de unas serigrafiase que denoten la proporción y ubicación exacta».

Por ahora, se hará «un frente ciego cerrado». Todo ello previa demolición de las rejas enrollables, los escaparates y todos los elementos que invaden la linea de fachadas, así como las marquesinas. Esta intervención se complementará con la «colocación de una plancha en voladizo que sirve para proteger a los viandantes de posibles caídas», dice el informe.