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Aletas que producen pánico

¡Tiburón a la vista!

Existen más de 40 especies de tiburones en el Mediterráneo, las más comunes en general son pequeñas

Tiburón peregrino de casi 8 metros atrapado por un barco pesquero en Calp. Levante-emv

Los avistamientos de tiburones cerca de las costas de la Comunitat Valenciana no son algo muy común. Las especies de escualos que pueblan el Mediterráneo con mayor número de individuos son pequeñas y prefieren las profundidades. Salvo la tintorera, vista con cierta frecuencia en aguas valencianas, que puede llegar a medir hasta dos metros y tiene tendencia a acercarse a las costas.

Hay que tener en cuenta además que de manera general, según un estudio publicado en 2008, las poblaciones de grandes escualos se han reducido hasta un 96 % si tenemos en cuenta los datos de capturas del siglo pasado. Un investigador de la Unidad de Zoología Marina del Instituto Cavanilles de Biodiversitat i Biologia Evolutiva (ICBiBE) de la Universitat de València, Jaime Penadés añade: «Son especies en su mayoría de crecimiento lento y baja capacidad reproductora, y que, por lo tanto, pueden tardar mucho tiempo en recuperarse».

Aún así, si se da el caso y se detecta uno en una playa, son los socorristas de la Cruz Roja los que toman la decisión de izar la bandera roja, cerrar la playa y llamar a los servicios de emergencia y de seguridad, como apunta el vicepresidente provincial de la organización en València, Pedro redón. El concejal de Playas de Cullera Salva Tortajada puntualiza que este paso se toma «ante cualquier tipo de peligro y que son los propios socorristas los que toman la decisión final de cerrar la playa, si es necesario».

En el caso de un tiburón llaman también a los biólogos de l´ Oceanogràfic si el animal está herido. Jaime Penadés subraya que es la Red de Varamientos de Cetáceos y Tortugas Marinas la que responde siempre que recibe un aviso sobre un tiburón. Sin embargo, apunta que no existe un protocolo como tal para este tipo de animales. Explica que la red trabaja con el servicio de Vida Silvestre de la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural, y la Unidad de Zoología Marina. El investigador matiza que el protocolo que establece dicha red «es específico para cetáceos, es decir ballenas y delfines, también para tortugas marinas». Por lo tanto no existe uno específico para tiburones.

Este especialista subraya la importancia de llamar al 112 en cuanto se ve un animal herido o que presente un comportamiento anómalo. En el caso de un tiburón, si está por ejemplo nadando erráticamente y muy cercano a la costa sin alejarse de los bañistas. Según explica el técnico de la Universitat de València, la persona al cargo del teléfono de emergencia recibirá el aviso del 112 y llamará a los veterinarios de l´Oceanogràfic para que se acerquen a valorar el estado del animal. Recuerda por otra parte que si está muerto, hay que llamar igualmente porque según detalla: «El trabajo científico que se realiza desde la universidad y que repercute en colaboraciones con universidades de todo el mundo necesita de esas llamadas para poder estudiar los ejemplares, identificar las causas de la muerte y recoger muestras que nos ayuden a entender mejor la situación de estas especies en nuestros mares».

Desde los servicios de emergencia también se afirma que no existe «un protocolo específico para tratar este tipo de incidentes», y cuando se dan esta clase de alertas avisan a Salvamento Marítimo, la Policía Local, Cruz Roja, Emergencias y la Guardia Civil. Las mismas fuentes añaden que hasta ahora recibieron un total de 11 llamadas por avisos desde municipios de las tres provincias.

En las zonas costeras los responsables políticos recelan de hablar de la presencia de tiburones por la importancia económica que tiene allí el turismo y la mala fama que tiene el animal en el imaginario colectivo, entre otros factores por la famosa película de Steven Spielberg.

Ataques en los últimos 100 años

Se debe tener en cuenta que en el último siglo sólo se contabilizaron cuatro ataques en el conjunto de la Comunitat Valenciana y ninguno de ellos ha sido mortal, según Internacional Shark Attack File, una base de datos mundial que recoge todos los ataques de tiburones que ocurren o que ocurrieron en el mundo, cuya sede se encuentra en el Museo de Historia Natural de Florida.

El ataque más reciente fue el de un hombre de 40 años en la playa de Los Arenales del Sol en Alicante, quien fue mordido en la mano por un tintorera. La lesión fue leve pero muy espectacular.

También se dio el caso de una mujer en Benidorm en 2014 que fue mordida en la pierna y que tuvo que ir en silla de ruedas durante algún tiempo, pero no se confirmó que fuera un tiburón.

En 1993 se dio un caso más grave en la playa de Las Arenas de València, ya que el hombre, un médico, perdió cuatro dedos del pie izquierdo. El caso más antiguo registrado ha sido el de un pescador en la playa de Nazaret, quien recibió la herida en el brazo.

«En la playa de Nazaret se pescaron dos tiburones...¡Y Serrano sin enterarse!», así título la prensa de la época la crónica que contaba mediante un relato bastante detallado la captura de los dos escualos por Vicente Bonet. Resaltando el heroismo y el valor del «modesto» pescador, quien «había salido a pescar salmonetes y no para acabar con los tiburones del Mediterráneo». El relato evocaba también el entusiasmo de la gente al recibirlo. En realidad son sólo tres las especies de tiburones responsables de la mayoría de los ataques contra el hombre: se trata del blanco, el tigre y el toro.

La probabilidad de que una persona sea atacada por este animal es de una entre 11,5 millones, y la de que muera como consecuencia de este ataque es de una entre 264,5 millones. El último ataque mortal en España por tiburón, en este caso blanco, tuvo lugar en Baleares en 1912.

Calentamiento global

Según Sergio Ramírez, investigador del Centro Oceanográfico de Baleares del Instituto Español de Oceanografía(IOE), son pocos los estudios realizados hasta el momento que puedan sugerir algún tipo de comportamiento de los tiburones ante el calentamiento global. En cuanto la posibilidad de que este atraiga a especies agresivas, el científico considera que es incorrecto usar ese calificativo ya que «ninguna va en busca de humanos como alimento».

Destaca además que el tiburón blanco, una de las especies con más ataques registradas, prefiere aguas templadas-frías.

Por lo tanto, según él, se podría interpretar que «el aumento de la temperatura podría alejar a los tiburones de las costas mediterráneas, lo cual tendría implicaciones en el ecosistema marino muy importantes, como la regulación de las cadenas tróficas».

Pero matiza que aún es pronto para llegar a unas conclusiones definitivas.

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