Ximo Puig ha entrado en el Palacio de la Moncloa puntual. El día no está para retrasos. La agenda del presidente del Gobierno arde. El jefe del Consell llegaba dispuesto a pasar por alto preliminares e ir al grano. No confiaba en que la reunión se prolongara ante el cariz de los acontecimientos en Cataluña. Una media hora o así, pronosticaban en su entorno. Al final, comparecía en la sala de prensa dos horas después.

El compromiso principal de Mariano Rajoy con el que salía del encuentro es el de "intentar cumplir el objetivo de reformar el modelo de financiación en 2017". Es lo que se dijo en enero pasado, durante la conferencia de presidentes autonómicos en la que se abrió el melón de la financiación. El Gobierno, sin embargo, había lanzado globos sonda en las últimas semanas de cara a que el asunto quedaría para 2018.

Puig se ha ido de la Moncloa además con dos reuniones comprometidas. Una con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, para hablar de financiación y tasa de reposición de funcionarios, y otra con el titular de Fomento, Íñigo de la Serna, sobre el corredor mediterráneo (ha visto "sensible" sobre esta obra al presidente) y otras inversiones posibles de cara a los presupuestos del Estado de 2018. Amas están aún sin fecha.

El jefe del Consell destacó asimismo que ha encontrado a Rajoy "abierto" a que en el marco de la reforma de la financiación se aborde una quita de la deuda valenciana.

No fue un encuentro de cifras encima de la mesa, pero sí una reunión "intensa, larga y productiva para la política", ha afirmado Puig, que ha agradecido que, pese a las circunstancias (en referencia a la crisis de Cataluña) haya mantenido este encuentro bilateral.

El conflicto catalán ha estado encima de la mesa, obviamente. Puig, que ha acudido con un decálogo sobre la reforma financiera, se ha referido en diversas ocasiones durante su comparecencia posterior a la conexión de la cuestión territorial con la financiación de las autonomías. "Hay más vida más allá del conflicto territorial", ha dicho. Y ha expresado su deseo de que este desafío "no paralice todo".

"La vía valenciana es la de la reforma, no la de la ruptura, aunque hay un malestar profundo en la sociedad", ha señalado sobre la situación valenciana y catalana y las ansias de protesta de una parte de esa sociedad. La posible manifestación (de la que no ha hablado con Rajoy, ha asegurado) "es un instrumento, no un fin en sí mismo".