Tras el primer parón de los examinadores de Tráfico en septiembre, cientos de alumnos se reunieron ayer en los puntos de encuentro de las autoescuelas para realizar una prueba que se ha hecho esperar más de lo deseado.
Un mayor desembolso económico para el pago de nuevas prácticas y el tiempo perdido en repasar nuevas rutas son algunas de las consecuencias que han sufrido aquellos a los que le han atrasado la fecha concertada, 7.000 según las últimas cifras de la patronal de las autoescuelas.
Hay quienes aguardan desde principios de año para realizar este examen práctico. Es el caso de Carlos Marquina, alumno de la Autoescuela Túria. Él es profesor, por lo que, además del aumento del gasto económico, también ha tenido problemas en su lugar de trabajo. «La huelga para mí ha comportado un problema tanto a nivel económico como a nivel laboral. Cada vez que me decían una fecha de examen tenía que pedir permiso y luego tenía que recuperarlo», afirma.
Al igual que Carlos, Laura Barrabán, alumna de la autoescuela Jordán, también tuvo que añadir 500 euros más a su presupuesto. «Yo me tendría que haber examinado el 19 de junio, pero empezó la huelga y me aplazaron la fecha para el mes siguiente. Esto ha significado contratar nueve prácticas más para poder llegar al examen preparada, ya que cada vez me cambiaban la ruta del examen», afirma Laura.
Para alumnos como ellos, la huelga ha salido cara. Si la obtención del carnet de conducir suele rondar los 1.000 euros, para Carlos o Laura la huelga ha significado un aumento del 50 % en el precio de su licencia de conducción.
Además, en el caso de Maricarmen Ortega, alumna de la Autoescuela Manucar, la huelga ha supuesto un desembolso de 400 euros más para un sueldo que no llega a los 1.000. «Creas que no, esta es una gran pérdida para mí», asegura.
Empatía entre los afectados
Alfonso Blasco, examinador de Tráfico en València, pide disculpas a los afectados por la huelga, aunque asevera estar «en pleno derecho de luchar por lo que es justo».
Así lo aseguran también alumnos como Andrea Antón, Carlos Marquina, Inés Domingo o Mar Sempere. «Siempre voy a estar a favor de cualquiera que luche por su trabajo», asegura Mar.
Sin embargo, la mayoría de los alumnos coinciden en algo: no creen que la peligrosidad a la que dicen verse expuestos los examinadores sea una reivindicación justificable. « Está el profesor al lado con los pedales que puede frenar en cualquier momento el vehículo. Y, en todo caso, es el profresor quien más riesgo corre al subir a un vehículo con alguien que nunca antes había conducido. Si vas al examen, se supone que ya sabes controlar lo suficiente», asegura Rocío Martínez.
