La marea de plástico que contamina los mares y océanos está favoreciendo la aparición de plástico también en la sal para consumo humano. Esto es lo que apunta un estudio del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Alicante, publicado en el último número de la revista «Scientic reports», del grupo «Nature».

Cada año se vierten entre 4,8 y 12,7 millones de plástico en el mar, lo que representa entre el 60 y el 80% del total de los desechos marinos, esto con graves consecuencias sobre la fauna y flora marina y el medio ambiente de manera general, y por lo tanto para la salud humana.

El peligro más importante de los plásticos reside en su resistencia a la degradación. Una vez en el medio ambiente, y especialmente en el medio marino, la descomposición de los artículos de plástico se produce en un tiempo excesivamente largo, estimado entre cientos y miles de años. Además, durante este periodo, los plásticos se fragmentan en pequeños trozos, convirtiéndose en micropartículas de plástico con un diámetro inferior a 5 mm.

Los autores del trabajo analizaron entre septiembre y junio del pasado año sales producidas por salinas de emplazamientos representativos de todas las costas españolas, es decir, València, Barcelona, Girona, Murcia y Menorca en el Mediterráneo; Galicia, Huelva y Cádiz, en el Atlántico; y La Palma y Lanzarote, en Canarias.

Para efectuar el estudio se han analizado varios tipos de sal producidos en diferentes puntos de España. Se ha recolectado tanto sal marina y como de saladares tierra adentro. También se ha tenido en cuenta el proceso de envasado, ya que podría elevar la concentración de plástico y alterar el resultado del estudio.

La conclusión es que todas las muestras contenían plástico en diferentes concentraciones, que van desde las 50 micropartículas por kilo de sal en Galicia, a las 280 de Murcia. En la Comunitat Valenciana, el intervalo se sitúa entre 65 y 117 micropartículas de material plástico por cada kilo de sal.

En su mayoría lo hallado son trazas de tereftalato de polietileno (PET, el 83,3 % del total), polipropileno (PP, el 6,7 %) y polietileno (PE, el 3,3 %).

El PET es un material ampliamente utilizado en el envasado, ya que puede ser flexible o rígido. Es también el poliéster más utilizado en el sector textil, lo que explica su alta presencia en el mar.

María Íñiguez, Juan Conesa y Andrés Fullana, los autores del estudio, defienden que las micropartículas que se quedan atrapadas en los cristales de sal reflejan una «contaminación de fondo» por este tipo de compuestos del que no escapa ningún océano.

Un riesgo para la salud humana

Como subrayan los autores del trabajo, muchos productos de consumo humano, como la sal o el pescado, provienen del mar. La contaminación marina les puede afectar y los microplásticos pueden llegar al organismo a través de ellos. Ya se ha demostrado la presencia de microfibras plásticas en organismos que viven en el agua.

Este trabajo sugiere que, si se respeta la ingesta máxima de sal que recomienda la OMS, lo que corresponde a 5 gramos diarios, como mucho, un consumidor valenciano comería cada año, por esta vía, una cantidad teórica de micropartículas de plástico que van desde las 119 o 210 de las dos muestras tomadas en València a las 320 de Alicante.

Los autores matizan que, en realidad, no se trata de una cantidad alta, puesto que en otros alimentos marinos se han detectado concentraciones mucho mayores. Así, por ejemplo, hay estudios que han detectado hasta 178 micropartículas de plástico en un único mejillón.

Además destacan que el problema reside principalmente en que los plásticos tardan siglos, incluso milenios, en degradarse de forma natural y que pueden absorber otro tipo de contaminantes existentes en el medio ambiente y transferirlos a la cadena alimenticia hasta llegar al ser humano.

La conclusión de este trabajo no es del todo nueva, ya que dos centros científicos de Shanghai habían detectado lo mismo en 2015 en las sales marinas de China, incluso en concentraciones mucho mayores, pero el estudio de los valencianos servirá para despejar dudas.