Dos objetivos tenía ayer Antonio Estañ, el nuevo síndic de Podemos en las Corts: escenificar que las elecciones internas del pasado mes de mayo han significado un cambio real en el seno de la formación morada, y salir vivo de su primera prueba de fuego al frente de un cargo que no quería.

El primer punto pasaba por mostrar una actitud más crítica con el Consell de Ximo Puig y Mónica Oltra respecto a la línea que mantenía la anterior dirección del partido, personificada en Antonio Montiel; el segundo, por no defraudar precisamente en su rol «fiscalizador» del Gobierno. Por eso, empezó fuerte: «Hemos escuchado hoy dos discursos: el del señor Puig, que advertía contra el triunfalismo para después sumergirse en él, y el de la señora Bonig, que advertía contra el populismo para después ser...bueno, Isabel Bonig».

Continuó el portavoz con un repaso prácticamente conselleria por conselleria de las medidas que se están llevando a cabo, o mejor dicho, de las que no. Habló de la precariedad laboral de jóvenes y mujeres, del modelo productivo, de la despoblación y de la violencia machista. Preguntó por la postura del Consell respecto a la tasa turística, que Podemos apoya y Compromís parece que también. Puig no se mojó. También inquirió por las medidas contra el cambio climático; la reindustrialización; por los menores tutelados; por las concesiones sanitarias; por el modelo residencial de las personas dependientes; por las diputaciones y por los barracones.

En este punto fue especialmente duro: «Más allá de los anuncios efectistas que ya hemos escuchado durante esta legislatura, ¿vamos a acabar con los barracones antes de 2019? ¿O vamos a seguir instalando aulas de hojalata en las escuelas como hemos seguido haciendo este mismo año?», expuso entre los aplausos de su grupo.

Estañ pintó un «País Valenciano desvertebrado y lleno de tensiones, saqueado y empobrecido, dividido y vendido bloque a bloque» como resultado de 20 años de políticas del PP, pero pidió «medidas concretas» para, más allá de «limpiar las malas hierbas» y terminar de «asentar el cambio». «No podemos permitirnos que se repitan los errores del pasado. El tiempo para tomar decisiones se agota», alertó. «No podemos dejar pasar esta oportunidad».

La respuesta de Puig, quien pidió en varias ocasiones su «colaboración para continuar profundizando el cambio», no terminó de satisfacer en Podemos, donde quedó la sensación de que realmente no había contestado. El presidente se defendió de las acusaciones de triunfalista y habló de los planes de empleo juvenil y para mayores de 45 años. También del Pativel, de la mejora en los datos de los desahucios o de la tasa de pobreza. Con todo, reconoció: «Nos gustaría ir más rápido. Si alguien no quiere perder esta oportunidad, es el presidente del gobierno valenciano».