Fue ahora hace un año. Ximo Puig participó en la operación de derribo de Pedro Sánchez de la secretaría general del PSOE, consumada un 28 de septiembre, cuando 17 miembros de la ejecutiva (la mitad más uno) dimitían para forzar la salida de Ferraz del líder.

Puig pensaba en la dimisión desde meses antes, desde el desencuentro entre ambos por la negativa de Sánchez a aceptar la Entesa al Senado del PSPV con Compromís y Podemos. No dio el paso entonces y se vio en la tesitura de tomar partido en septiembre para propiciar la caída del líder.

El PSOE ha experimentado una montaña rusa de emociones en estos doce meses, incluida la victoria «aplastante» del líder depuesto en unas primarias en las que el presidente de la Generalitat se situó al lado de Susana Díaz.

El triunfo después de Puig en las primarias valencianas sobre el candidato sanchista Rafa García ha obligado a los dos dirigentes a empezar a enterrar el pasado y restablecer comunicaciones. Aparecieron juntos por primera vez (tras la gran crisis) el 28 de julio en Elx, en la inauguración del XIII congreso del PSPV.

Entonces charlaron diez minutos y, entre otras cosas, quedaron en verse al inicio del curso político. Así que esta mañana, Sánchez volverá al Palau de la Generalitat. No lo pisa desde el 19 de mayo de 2016. Pese a los abrazos públicos (era precampaña), la relación entre ambos echaba chispas en aquel momento.

El contexto actual es bien distinto. El candidato más afín a los ahora gobernantes de Ferraz perdió frente a Puig y, desde entonces, los mensajes son de reconciliación. De la misma manera, Blanqueries evita cualquier roce con Sánchez, aunque algunos de sus planteamientos incomoden.

En los últimos días, el líder socialista ha tenido dos declaraciones que chirrían desde la mirada del PSPV. Primero no incluyó al territorio valenciano entre los que «al menos», a su juicio, se merecen la consideración de nación (Cataluña, Euskadi y Galicia). Y luego defendió en Extremadura un nuevo modelo de financiación autonómica que no beneficia los intereses valencianos.

Pedro Sánchez no tendrá hoy mucho tiempo en solitario con Puig: se le espera en el Palau a las 10.30 horas y 45 minutos después está anunciada su participación en la jornada de los socialistas europeos en València.

No obstante, los dos patinazos del líder forman parte de alguna manera del listado de temas a tratar, señalan fuentes de Presidencia. Cataluña no faltará en el menú y tampoco «el problema valenciano», con la financiación autonómica como gran asunto.

Una relación reactivada

El encuentro forma parte de una normalización de relaciones que en cierta manera ya se ha iniciado, con varias conversaciones telefónicas entre los dos líderes en las últimas semanas.

Ha existido además una reunión previa entre nuevos dirigentes de Blanqueries y de Ferraz, con un mensaje compartido: evitar enfrentamientos.

Sánchez acude a València en una visita rápida (a la hora de comida le esperan en Madrid) por la jornada de los socialistas de la Eurocámara en la ciudad. Es la primera hasta la fecha. Un encuentro que el PSPV considera un logro y un reconocimiento.

«Significa que lo que está haciendo la Generalitat es un modelo para los socialistas europeos y que se está levantando la hipoteca reputacional», afirmó el portavoz de la ejecutiva, Jorge Rodríguez, a Levante-EMV.

Además de Pedro Sánchez y Ximo Puig, los principales cargos que están anunciados en el encuentro son el presidente del Comité Europeo de las Regiones, el belga Karl-Heinz Lambertz; la responsable del grupo socialista en este órgano y presidenta de la región italiana de Umbria, Catiuscia Marini; la comisaria europea de Política Regional, Corina Cretu, y el presidente de los Jóvenes Socialistas Europeos, Joao Duarte Albuquerque.