En la madrugada del 6 de febrero de 2000, un enfermo mental diagnosticado de esquizofrenia que vivía solo, Ramón Tatay Zanón, causó cinco muertes, incluida la suya. Uno de los fallecidos fue el inspector jefe José Ignacio Moreno Arroyo, jefe de la unidad de antidisturbios de València. La principal similitud entre el asesinato de aquél policía y el del subinspector Blas Gámez cometido el pasado martes, 12 de septiembre, es que el autor padecía un trastorno mental. Larancuent, según su compañero de celda y coautor de dos novelas negras, el también sueco Ricard AR Nilsson -que cumple condena en su país por un triple crimen-, tenía diagnosticado un trastorno bipolar, además de estrés postraumático generado por sus diez años en prisión. Como Tatay, vivía solo y no tomaba la medicación como se le había pautado. De hecho, Nilsson, en una conversación por correo electrónico con Levante-EMV, resume así el desequilibrio de Larancuent: «Cuando estaba con la medicación, era el hombre más encantador del mundo, pero cuando no, se descontrolaba por completo».

La diferencia fundamental entre ambos casos es, sin embargo, que Moreno sabía que se enfrentaba a un hombre problemático -cuando recibió el disparo del agresor, ya había asesinado a tres personas y se sabía que en el vecindario lo apodaban El Loco-, mientras que Blas no tuvo opciones, porque desconocía por completo no sólo la identidad sino incluso la condición del desconocido al que acababa de pedir que se identificara.

El caso de Tatay sirvió, eso sí, para cambiar algunos protocolos de intervención, tanto policial como de otros servicios de emergencias. De hecho, desde entonces, ningún sanitario actúa con un paciente psiquiátrico fuera de control hasta que la zona ha sido asegurada por la policía. ¿Y a partir de ahora? «Por supuesto que vamos a analizar todo lo que ha pasado para intentar extraer conclusiones y modificar lo que sea necesario a partir del asesinato del subinspector», mantiene un alto responsable policial. «Eso sí, habrá que hacerlo de manera reposada y con toda la información en la mano para que realmente sea útil», concluye.