El microbiólogo Francisco Martínez Mojica, aspirante a los Nobel de Medicina y Química como padre de la técnica de edición genética CRISPR/Cas 9, ha asegurado hoy en València que esta herramienta permitirá avances en múltiples áreas: desde curar enfermedades hasta recuperar el sabor del tomate.

Mojica ha ofrecido hoy una rueda de prensa en la Universidad Politécnica de Valencia antes de ser investido doctor honoris causa por primera vez en su carrera profesional.

Este científico ilicitano, que trabaja en la Universidad de Alicante, ha asegurado que el reconocimiento universitario, por parte además de un centro valenciano, supone "lo más grande", para un profesor que "defiende la educación e investigación pública".

Francisco J. Martínez Mojica (Elche, 1963) se licenció en Biología en la Universidad de Valencia en 1986 y, una década después, se incorporó a la Universidad de Alicante como profesor titular.

Allí fundó el grupo de investigación en Microbiología Molecular centrado en el estudio de las secuencias CRISPR (Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats), de las que fue su descubridor inicial.

Mojica supo asignar correctamente a esta secuencia el papel fisiológico que desempeña, y es que, junto a unas proteínas asociadas, la secuencia forma el sistema CRISPR/Cas que, convenientemente manipulado, sirve para modificar de forma muy específica, precisa y sencilla, genomas de todo tipo, incluido el humano.

En 2015, la revista Science lo consideró el descubrimiento del año, y en 2016, Eric S. Lander, investigador del MIT, publicó el artículo titulado "The Heroes of CRISPR", donde reivindicaba la contribución clave de Mojica al hallazgo científico.

Desde entonces, no han cesado los galardones y reconocimientos a su labor, incluido el Premio Jaime I de Investigación Básica (2016) o el Premio Albany (2017).

"Esto supera a cualquiera, a menos que seas de cartón y plástico. Cuando pasa una vez uno lo lleva bien; cuando pasa todos los días durante dos años te supera. Me duele decir que no, no tener tiempo para contar lo que siempre he querido contar, y eso genera frustración", admite.

Y es que el proceso de edición genética basado en los descubrimientos de Mojica podría permitir generar microorganismos que redujesen la resistencia a antibióticos, conocer cómo evolucionan los virus y, en aplicaciones animales o vegetales, "prácticamente modificar el libro de texto de cualquier ser vivo".

Las aplicaciones son tan dispares que incluso se podría utilizar bacterias como discos duros, ya que son capaces de almacenar, por ejemplo, píxeles de una fotografía o una película, codificados en su ADN.

"Podremos editar la información genética de cualquier ser vivo, eliminar problemas o añadir propiedades. Esto implica que se pueden curar enfermedades o identificar los determinantes del sabor de los tomates, casi cualquier cosa, porque se puede reescribir el ADN", ha detallado.

"Antes eran muy pocos los capaces de meterle mano al genoma. Ahora se venden kits que permiten tener bacterias resistentes a antibióticos en dos días, con una eficacia impensable hace dos o tres año, es tremendo. El hecho de que sea un sistema tan democrático y eficaz tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Hay una gran preocupación, un debate moral, porque se puede hacer el bien y se pueden hacer travesuras".

Preguntado por el descubrimiento que le gustaría anunciar al mundo, Mojica admite que el hallazgo de su vida "se produjo hace catorce años", cuando al observar microorganismos de las salinas de Santa Pola (Alicante) descubrió que "tenía entre manos la memoria de las bacterias, que son capaces de aprender de sus antepasados cómo defenderse".

"Eso fue muy grande en su momento, inesperado y gratificante. Uno no se puede marcar metas inalcanzables. Para mí fue más importante este descubrimiento que las herramientas generadas posteriormente a raíz del mismo. En años ya no se hablará del CRISPR porque habrá sistemas mejores", ha agregado.

Sin embargo, ha subrayado que "el sistema biológico de defensa seguirá estando ahí, y eso es lo más interesante, por eso sigo trabajando en la misma línea, porque tengo esperanza de conseguir profundizar en saber cómo funcionan estos mecanismos, de los que sólo conocemos su parte final, es decir, el proceso de inmunidad".

"Quizá ese sistema de inmunidad de las bacterias se pudiese trasladar a las plantas y a los animales, para que pudiesen aprender cómo defenderse y adaptarse ante mutaciones de virus", ha agregado.

Por último, Mojica ha defendido el papel de la investigación española "a pesar de la escasez de medios", y ha reclamado a la Administración una apuesta decidida en este campo.

"Miremos a otros países, como China, que han multiplicado por diez la inversión en este campo. Son los primeros que han llevado a cabo modificaciones de embriones humanos en ensayos clínicos utilizando estas herramientas para curar el cáncer, el sida o el papiloma", ha concluido.