«¿Embajador de Cataluña? Nunca lo he sido», afirma con una muy ejercitada media sonrisa debajo de un bigote eterno cada vez más blanco. Dijo hace cinco años que lo dejaba casi todo (la editorial 3i4, El Temps, Acció Cultural...), pero no ha dejado casi nada en la práctica. Continúa en la brega diaria entre València, Barcelona y Baleares, haciendo real en su día a día el sueño de los Països Catalans desde hace más de 60 años. Quizá el último que lo persigue. Quizá el primero. «¡Que soy albacea de Joan Fuster, oiga!», clama. Y ahora, con la independencia de Cataluña en la cabeza.
¿Se ve cerca de ganar una batalla, no sé si la primera?
Habla de Cataluña, ¿no? La guerra será muy difícil ganarla, pero la batalla no es imposible.
¿La batalla es conseguir el referéndum por la independencia?
Ni el independentismo conseguirá el referéndum deseado ni el Estado lo podrá parar. La victoria de los que quieren aguantar y aguantarán frente al Estado es segura. Otra cosa serán las consecuencias jurídicas. Van a por todas, a pesar de todo lo que está pasando.
Después de las detenciones y las incautaciones de material, ¿cree que el referéndum del 1 de octubre puede tener lugar?
Claro. Yo pienso que sí que habrá referéndum.
A ver, sinceramente, ¿esperaba que el Govern catalán llegara tan lejos?
Por descontado.
¿Seguro?
La sociedad va por delante del proceso político. Es la sociedad la que está dirigiendo todo este proceso. Ha superado al Govern, que no puede dar marcha atrás. Claro que, además, hay dos personajes clave que son Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, independentistas desde que nacieron.
¿El hecho de que Puigdemont no quiera continuar tras el referéndum marca el proceso?
Puigdemont se irá cuando acabe el procés, que no acaba el 1 de octubre. Le queda mucho tiempo.
Llegados a este punto, la pregunta que todo el mundo se hace: ¿qué puede pasar?
Creo que el independentismo hará el referéndum y, pese a todas las complicaciones, habrá ganado la batalla moral dados los medios que está utilizando el Estado. Este no podrá acallar el sentimiento independentista, pero tampoco será el referéndum deseado. A pesar de todo, el 2 de octubre se tendrá que empezar a hablar de alguna reforma importante en el Estado.
Es la idea de que este nivel de tensión es necesario para que sectores españoles comiencen a ver que la única salida es un referéndum pactado y con garantías. ¿Está de acuerdo?
No hay duda. Que el PSC y otros no vayan con historias de volver al punto cero, no tiene sentido. Se ha decidido llegar hasta el final pasando pantalla y no reconociendo la Constitución de 1978. Es romper el estatus de 1978 y no hay que asustarse por ello. Con la ley, la ley y solo la ley, como alega el PP y otros, estaríamos aún en la Prehistoria. Todo se ha hecho rompiendo leyes, desde el cristianismo, la reforma de Lutero, que las mujeres voten o que los jóvenes no vayan a la mili. Es sano actuar contra la ley para adaptarla a la legitimidad social. Eso es lo que está pasando. La gran revolución de Cataluña no es independencia sí o no, sino democracia sí o no. Si los catalanes logran romper el marco de 1978 será beneficioso para todos.
Pero según las encuestas no hay una mayoría independentista...
La única forma de constatarlo es a través de las urnas, pero al ritmo que va la represión, con detenciones, registros en imprentas, en medios de comunicación... la mayoría del sí está garantizada.
¿Su publicación se ha librado de los registros?
Han cogido las empresas catalanas y El Temps está domiciliado en València. Alguna ventaja tendría que tener [ríe].
Habla de actuar contra la ley, pero cualquier régimen o sistema siempre se ha construido sobre una ley anterior: la propia legislación de la Transición se hizo sobre la franquista.
La España de 1978 era aún franquista. Al señor monarca no le ha votado nadie. ¿O lo ha hecho usted, o su abuelo? La Constitución se hizo con los militares al lado y es obsoleta. Será muy difícil, pero hay que romperlo todo para entrar en una nueva legalidad no solo para los catalanes, sino para todos. Por eso apoyan españoles también. Si no, a santo de qué las calles de Madrid iban a estar llenas el otro día.
¿Pero ve posible algo así en España?
Mientras esté Rajoy lo dudo. Y con el PSOE lo dudo también. La imagen de Pedro Sánchez del «no es no» en la misma posición que Rajoy recuerda nuevamente a Susana Díaz. Ella ha ganado en este tema crucial.
¿Sánchez habla de la plurinacionalidad de España?
Sí, habla de una España nación con naciones españolas dentro. Una cosa extraña. Habría que ver qué quiere decir, porque no está escrito. El país necesita una sacudida como la de Cataluña para replantear la cuestión territorial.
¿Lo de Cataluña se hubiera podido solucionar con dinero? Eso dice el ministro De Guindos.
Ya sabe la historia del Estatut de 2006 y de mi amigo Alfonso Guerra.
¿Amigo?
Hicimos la mili en la misma tienda de campaña en Ronda y ya discutimos mucho.
A lo qué íbamos, al dinero.
Hay un momento clave, que es cuando Artur Mas pide un pacto fiscal en 2012, parecido al vasco, y le cierran la puerta. ¿Se hubiera podido evitar todo esto? Seguro que no se hubiera llegado a la situación actual, aunque yo, que voy mucho por allá, veo que la revuelta no es solo económica, es de dignidad. La revuelta catalana es de gente menospreciada, harta de bromas con ellos, y se ha plantado. Yo estaba el 11 de septiembre y no sabe la cantidad de gente que hablaba en castellano. No es solo algo fiscal o de eje mediterráneo. Eso ya se hizo. La de ahora es la primera revuelta de dignidad democrática e identitaria en Europa.
Está el precedente de Escocia o el caso belga.
La manifestación más grande en Escocia fue de 15.000 personas. Lo de Cataluña es un hecho inédito.
¿Y todo se arregla con la ruptura que supone la independencia?
Yo pienso que sí, claro. Arzallús me decía: «oye, Climent, los vascos vamos a Madrid con la idea de salvar el País Vasco y los catalanes han sido bastante más ingenuos y han intentado modernizar España». Roca y Pujol lo intentaron y fracasaron, siempre ha sido así. Ahora ha llegado un momento en que esa historia se ha acabado. Luego, la independencia supondrá que el mejor aliado de España serán los catalanes. Creo que se hace un drama excesivo. Josep Fontana me decía que no dejarán que Cataluña se vaya porque España no podrá pagar sus pensiones.
Las portadas dicen que son los catalanes los que no podrían pagar las pensiones de los suyos.
Informes económicos hay para todos.
Hablando de dinero. La situación de infrafinanciación es igual o peor en la Comunitat Valenciana. ¿Puede ir por el mismo camino que Cataluña?
Los problemas por los que Cataluña se ha rebelado son los mismos que tiene València. La actitud humana de allí es más dura y enérgica y aquí estamos todavía cantando para «ofrendar nuevas glorias a España». No es lo mismo, porque no tenemos la Iglesia ni la burguesía, pero si no se arregla puede derivar hacia posturas de este tipo. El Bloc ya ha firmado la Declaración de Menorca. Y está gobernando. Yo creo que el País Valencià está expectante. A ver qué pasa. Un triunfo en Cataluña, sea el que sea, siempre ha tenido repercusiones en el País Valenciano.
Rajoy animó en su última visita a luchar contra los que quieren expandir el secesionismo. ¿Ve esa situación?
Ellos saben que del Ebro hacia abajo es un lugar de influencia seguro. Pero yo no soy tan optimista como Rajoy, aunque es una posibilidad. Ya le digo que cada día son más las distintas fuerzas políticas, sindicales y cívicas que luchan por el derecho a decidir. Le comentaba lo de la Declaración de Menorca.
A ver si ha mejorado su mala relación histórica con el Bloc.
Ese no es el tema de la entrevista [ríe]. En todo caso fue con una sola persona, no con la organización.
¿Cómo es ahora su relación afectivo-sentimental con el gobierno valenciano?
Mejor que con el anterior, pero creo que podía acelerar muchas cosas, como la ley de comarcalización o la televisión. La relación es más afectiva con Compromís y con el Bloc que con el PSOE, aunque Puig y esta gente son amigos, pero con lo del 2 de marzo...
¿La ausencia de Puig en la cumbre de la Euram marcó un antes y un después?
Sí, en parte, porque era una cosa comprometida durante meses y al final Puig no viene porque Javier Lambán no viene. Bueno... Ya ha pasado. Las heridas también se curan, aún no del todo, pero casi.
¿Diría a Pedro Sánchez que el país de los valencianos es una nación?
Tendría que aclararse él que es eso de naciones españolas dentro de España. ¿Nación? Sí, dentro del conjunto de los Països Catalans ¡que soy albacea de Joan Fuster, oiga! Algunos, Cataluña, van más avanzados y luego los otros lo articularemos si podemos.
¿Le ha afectado el caso Jordi Pujol, su amigo?
Voy a verlo de vez en cuando. Me ha afectado a nivel personal, pero creo que él, como se ha visto en el documental Las cloacas de Interior, ha sufrido una persecución desde que dijo que no tenía argumentos contra los independentistas. Me ha hecho daño porque era un referente. Creo que se le reconocerá dentro de 30 años, cuando ni él ni mi generación viviremos. Todo lo que está sucediendo ahora es herencia de Pujol. ¿Quién crea TV3, los Mossos, la inmersión lingüística...?
¿Y el 3 % también?
Ya digo que lo lamento y que me indigna, pero otra cosa es la persona y las cuestiones positivas que tiene. No hay que mezclarlo todo con el 3 %. Por otra parte, el hijo, Jordi Pujol Ferrusola, es otra historia.
¿Tras vivir de cerca este caso, ve la corrupción del PP con más comprensión?
El PP tiene la bandera clara de la corrupción y del anticatalanismo. Es su vida. ¿Más comprensión? Te acostumbras a la corrupción y a casi todo. Ahora bien, España no va a ningún sitio y lo mejor que pueden hacer los catalanes es irse, si pueden. Que no les dejarán.
