La crisis del IVO va camino del folletín. Eso sí, en medio de una tensión inaudita. Cuando todo parecía resuelto el pasado jueves, con un informe de la Abogacía que solventaba las dudas jurídicas que alegaba la Fundación como pretexto para no firmar el contrato que vincula al centro con el sistema público de salud, el patronato volvió a enrocarse anoche.

Tras cuatro horas de reunión y cruce de llamadas con altos cargos de la Conselleria de Sanidad para solventar dudas técnicas, patronato y administración acordaban verse este domingo a las 11 horas para tratar de desencallar el acuerdo. Se planteó incluso un encuentro hoy, pero la fundación quiere más tiempo para abordar el asunto con sus servicios jurídicos. El lunes acaba el plazo de la prórroga para firmar la acción concertada para la atención integral oncológica de 30.000 personas al año por 54 millones.

Básicamente, los miembros del patronato reclamaban aclaraciones relativas al sistema de derivación de pacientes. Es una cuestión que la conselleria entendía ya como resuelta. Sanidad había trasladado ayer por la mañana por escrito, aunque en un documento sin validez legal, cómo pensaba ejecutar el proceso de derivación de pacientes. Un mecanismo que, sin incumplir una ley que ya no permite la libre entrada en el IVO, sí que iba a facilitar una rápida derivación de pacientes, en apenas 48 horas, desde el sistema público a este centro. Todo había quedado claro el jueves en la reunión en el Palau entre Ximo Puig y el vicepresidente del IVO, Tomás Trénor.

El nuevo aplazamiento ha provocado perplejidad en la administración. Hasta ahora el centro había mantenido que su negativa a firmar se basaba en los reparos jurídicos que había desplegado un informe de la Abogacía del pasado 22 de mayo. Para Sanidad, la negativa de anoche a firmar evidencia que, más allá de ese pretexto, el interés del centro no es otro que mejorar las condiciones del contrato.

Fue una jornada, de nuevo, de máxima tensión en los despachos oficiales y del Instituto Valenciano de Oncología. Los movimientos del jefe del Consell, que se reunió el jueves con dos de los patronos que se habían mostrado reacios a firmar el acuerdo, parecían haber fructificado. Tanto el informe de la jefa de la Abogacía de la Generalitat, María José Rodríguez, validando la legalidad de la convocatoria de esta acción concertada, como el tono de los encuentros de Puig con Tomás Trénor (vicepresidente) y Vicente Fontestad (vicesecretario) habían encarrilado la firma. Así se reconocía incluso en el entorno del director general, Manuel Llombart, que en la mañana del viernes daban por cerrado el acuerdo.

Todos ganaban: Antonio, el presidente de la Fundación que había mantenido vivo el acuerdo al pedir una prórroga; la gerencia del IVO, que lograba atar, por la vía de los hechos, esa libertad de elección para el centro, con el compromiso de que las instrucciones que desarrollarán reglamentariamente la derivación de pacientes iba a ser beneficiosa para el centro; y el jefe del Consell, que había convertido en un empeño personal salvar la relación con el IVO, un asunto sensible por lo delicado de la materia. Y por el riesgo de que, sin el apoyo del centro, el sistema público tenga problemas para absorber a los nuevos pacientes oncológicos.

Según las explicaciones del entorno de Manuel Llombart, algo ocurrió por la mañana que cambió los términos. En el fondo y en la forma. La consellera Montón se reunió en la Real Academia de Medicina con el presidente del IVO, Antonio Llombart, y con el vicepresidente, Tomás Trénor. Fue para entregar el informe de la Abogacía. Y para hacerles llegar ese documento por escrito que exigía el IVO, aclarando los términos de la derivación de pacientes. Montón acudió con dos altos cargos para solventar las dudas que surgieran.

«La conversación no fue la misma para Trénor que la que había tenido con Puig. Hubo perplejidad por lo vivido», señalaron fuentes cercanas a Manuel Llombart. «El documento no tiene firma y es un borrador. Eso no es lo que dijo el presidente», concluían las mismas fuentes. Mañana domingo, nuevo capítulo de la crisis.