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Cuenta atrás para un cartel sólido en el «cap i casal»

Gana fuerza la idea de que Rajoy propondrá a González Pons, aunque entra en escena el nombre de Rubén Moreno

Todos los ánalisis sobre las perspectivas electorales del PPCV de cara 2019 pasan por la ciudad de València. Es sabido que el resultado que la formación de la gaviota saque en el «cap i casal» será fundamental para recuperar la Generalitat. De ahí que el PPCV considera urgente que Génova señale a la persona que deberá pelear para arrebatar la vara de mando al tripartito. Todos los interrogantes siguen abiertos, aunque hay una novedad importante. La dirección nacional ya ha dejado caer que el cartel electoral se sabrá en el primer trimestre de 2018. A Rajoy no sólo le preocupa València. Otras plazas importantes como Madrid están por resolver, pero el drama en València es mayúsculo por la situación del grupo municial. En puridad, sólo hay un rostro (a la sazón independiente) para hacer oposición (el portavoz Eusebio Monzón) ya que el resto sigue suspendido de militancia y atrapado en la causa Taula. Paralelamente, está el trabajo de la gestora cuyo presidente, Luis Santamaría, tiene que hacer un difícil juego de equilibrospara hacer oposición sin soliviantar a quienes bajo el ala protectora de la exalcaldesa Rita Barberá controlaron el PP local.

La falta de definición sobre qué persona debe ser la cara del PP que haga oposición a Ribó, unido a la dificultad de construir un liderazgo en año y medio preocupa y mucho a los populares. La necesidad de que el candidato elegido sea capaz de arrastrar voto y no sea un desconocido hace pensar a buena parte del PP que Rajoy finalmente pedirá a Esteban González Pons el sacrificio de desembarcar en València. En una terna de candidatos, González Pons sería el único que sobresaldría. Génova hará sondeos y el resultado puede ser clave. El portavoz del PP en Europa ya ha manifestado en varias ocasiones que no desea cambiar de destino. Está bien situado en Europa y podría aspirar a ascender. La alternativa sería aterrizar en una ciudad inhóspita (el conflicto interno sigue vivo) y quedarse como erodiputado raso.

En muchos sectores del PP valenciano se da por hecho que esto será lo que finalmente ocurrirá. Hasta la dirección regional que, siempre ha recelado del dirigente valenciano, lo ve ya como una oportunidad de arrastrar votos a favor de Bonig. El tandem, piensan, podría funcionar.

Ahora bien, que sea la primera opción, no significa que sea la única que Madrid podría valorar. De hecho, en Génova hay nombres que gustan aunque su trayectoria en principio sea poco encajable con encabezar la lista al «cap i casal». En los últimos tiempos al baile de nombres (Chiquillo, Santamaría, etc) se han unido otros, con buena prensa en los círculos de poder en Madrid: Rubén Moreno, presidente de la gestora del PP provincial, es una valor al alza a pesar de que su perfil encaja poco como alcaldable de València. Quienes conocen cómo se trabaja en Génova alegan que circunstancias como no vivir en València o no haber pisado los distritos no invalida a un posible candidato. De ahí, que hay quien abre el abanico a personas, como la exconsellera Maria José Català (exalcaldesa de Torrent) o incluso el delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues.

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