El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, volvió a dar una de cal y otra de arena a la planificación ferroviaria de la ciudad de València, tras reunirse con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, en el Palau. La noticia «positiva» es que el ministro resolvió la incógnita -no aclarada en su visita del 10 de mayo- sobre la financiación de la futura Estación Central de València que, finalmente, asumirá el Gobierno central. La mala noticia es que ha encargado «un nuevo proyecto» de la Estación Central de València, que licitará el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif).

Y ya van, como mínimo, cinco proyectos de una terminal que parece maldita porque lleva trece años proyectándose sin que haya visto la luz. La razón oficial para volver a encargar la redacción de un proyecto es porque «hay que adaptarla a la ley del sector ferroviario» aprobada en 2013. Ese mismo año Adif comunicaba que suspendía «sine die» la ejecución de toda la operación Parque Central por la crisis económica.

De hecho, fue la única integración urbana en toda España que se quedó en pausa. Una decisión que ha pasado factura a las expectativas ferroviarias valencianas porque ha obligado a readaptar los proyectos y estudios informativos de la alta velocidad València-Castelló o el túnel pasante por el subsuelo de València a punto de caramelo para iniciar las obras.

En la estaciones de Barcelona (la Sagrera), Vigo o Murcia los proyectos no han quedado caducos porque no se ha dejado de trabajar en ellos por lo que, a pesar de haberse tramitado y planificado en la misma época que la red arterial ferroviaria de València, no deben empezar desde cero.

Aunque De la Serna intenta «vender» que estas decisiones «nunca son un paso hacia atrás, sino que son un paso adelante», defendió ayer al ser interrogado sobre el retraso que supondrá encargar un nuevo proyecto de la Estación Central. «No partimos de cero. Absorberemos todos los proyectos anteriores. Pero hay que hacer un nuevo proyecto. Hay que hacerlo porque el actual no cumple la ley del sector ferroviario».

La Estación Central de València se planifica desde 2003, año en el que el entonces ministro de Fomento Francisco Álvarez Cascos firmó con la alcaldesa Rita Barberá el cuarto convenio para desarrollar la «Operación Parque Central», en la agenda política desde los años 80.

En 2003 se calculó que el coste de la Estación Central rondaría los 221,18 millones de euros. Pero cuando llegaron los socialistas al Gobierno central se decidió cambiar el diseño del túnel por el centro de la ciudad (el de Cascos iba por Ciutat Vella y sólo servía para el AVE) para que diera servicio a las Cercanías y transcurriera por el subsuelo de la Gran Vía Marqués del Turia, por lo que también hubo que cambiar por segunda vez el diseño de la Estación Central.

El proyecto de la terminal podría alcanzar el récord Guinness por los plazos tan dilatados que acumula, ya que se adjudicó en abril de 2004 a los arquitectos César Portela, Antonio Barrionuevo y Julia Molino, pero el visto bueno al diseño definitivo no se alcanzó entre Fomento, Generalitat y Ayuntamiento de València hasta 2008.

Desde el 8 de febrero de ese año, la ingeniería Sener ha trabajado en el proyecto de construcción de la estación (con un coste de 2,3 millones de euros y que supone el tercer proyecto sobre la estación), previo a licitar las obras, que Adif llegó a anunciar en el Diario Oficial de la Unión Europea, para licitarlo en 2010. Entonces la Estación Central ya alcanzaba los 538,7 millones de presupuesto (sin IVA). En 2014 se redimensionó el proyecto (por cuarta vez) para obtener una terminal «low cost».