La clase política de la ciudad de València ha extraído todo tipo de conclusiones sobre la encuesta de Levante-EMV. El alcalde de la ciudad, Joan Ribó, no tuvo reparos en valorar la encuesta, sabiendo que los sondeos a veces favorecen y a veces no. «La mejor encuesta es el contacto diario con la ciudadanía. Estos resultados nos animan a continuar trabajando cada día con un mayor empuje. Nos presentamos a unas elecciones para trabajar con valentía por barrios, priorizando a las personas, y esa es la senda en la que debemos continuar con todavía más ahínco. Redirigir las políticas conservadoras instaladas durante 24 años en el Ayuntamiento hacia posiciones progresistas no ha sido fácil. Los resultados de estos primeros años de gestión ya empiezan a vislumbrarse, y todavía lo harán más a partir de ahora».

La visión del partido Compromís liga mucho con esta versión. Así se expresó su portavoz, Pere Fuset. «Debemos de ser conscientes que un ambicioso cambio de modelo de ciudad, de uno caduco de ciudad-decorado a uno orientado hacia la mejora de la calidad de vida, la sostenibilidad y el bienestar no está exento de dificultades. Debemos cargar pilas continuamente sin prescindir de la autocrítica».

Sandra Gómez (PSPV) se mantiene en el aprobado en su valoración (5,1), pero no le da importancia «porque lo que de verdad cuenta son las políticas que desarrollamos. Es una llamada de atención de la que debemos aprender». La concejala considera que hay que visibilizar los aciertos «e incluso aquellas gestiones que están bien hechas, pero que se puede pensar que no lo son. Es necesario que la ciudadanía tenga una percepción positiva».

Y además reclamó evitar lo contrario: «que haya concejalías con polémicas puede ser peligroso. Sobre todo, si hay una sensación de conflicto permanente». Una advertencia que, parece claro que hace referencia a delegaciones como movilidad, fiestas o limpieza, que están en manos de Compromís. «Yo lo que digo es que estas cosas hay que tomárselas en serio», advierte.

Tiempo de grandes decisiones

València en Comú afrontaba la encuesta tras su crisis interna. El análisis de María Oliver incidía más, por ejemplo, en uno de los datos más llamativos: «y que tenemos que saber valorar: El 38 por ciento de las mujeres consideran buena o muy buena nuestra gestión. Eso es reflejo del esfuerzo que hemos hecho en determinadas políticas sociales y el interés que hemos puesto en ello. Los giros que no se dan en dos años y que pueden llevar a cierta impaciencia». Y por ello, incidía en «la necesidad de que, llegado el momento crítico de la legislatura, poner nuestro esfuerzo en las grandes decisiones para el proyecto de ciudad. Aunque surjan dificultades».

El portavoz del PP, Eusebio Monzó, sale muy reforzado y dentro de su habitual tono poco estridente, reconocía su satisfacción. «Creo que nuestros resultados son porque estamos haciendo bien la oposición. Estamos sabiendo fiscalizar el trabajo un equipo de gobierno que da la sensación de que, dos años después, siguen haciendo oposición, estando como están en el gobierno». Además, «la cuestión identitaria y el problema de Cataluña, donde creo que su falta de claridad les va a pasar factura», añadía.

Fernando Giner es el líder peor valorado pero el segundo más conocido y su curva es ascendente. El portavoz de Ciudadanos extrae como principal conclusión que «el centro político, la centralidad, la moderación, han llegado a València para quedarse. Hace dos años se dijo que era un castigo a la corrupción pero ahora, con el paso del tiempo, lo que se demuestra es que el ciudadano cree en la centralidad. Estamos en el buen camino. Tenemos que explicar nuestra capacidad para apoyar o enfrentarnos a diferentes temas. Eso es la moderación y la transversalidad, propia de la política del siglo XXI».