Para observar qué define a la mujer de éxito del siglo XXI, en Different coaches propusimos mirar al futuro y hacer participar a todas las asistentes de eWoman en la co-creación de la biografía de la mujer de éxito en el siglo XXI, Ana. Además, lo hicimos sobre la base de esta premisa: el motor de su éxito está en los valores. Este es el resultado de la agregación de las miradas de diez de las asistentes, que describen retos, estrategias y valores inspiradores en diferentes etapas de la vida de Ana.

A los 2 años, Ana, al desayunar, quiere servirse la leche ella solita en su taza, pero el brik pesa demasiado: la leche se derrama y Ana se disgusta. No es fácil, pero cada mañana, sigue intentándolo hasta que un día comprueba, muy contenta, que ya puede servírsela ella solita sin tirar nada. Así es como ella incorporó en su vida el valor de la perseverancia.

Con 5 años, se acerca el final de curso y Ana debe aprenderse el guión para su primer papel de teatro como protagonista. Ana se bloquea al intentar memorizarlo, pero una persona muy cercana a ella se presta a ayudarla. Ensaya durante todos los días, escenificándole su papel a su abuela, quien la anima y le ayuda a aprendérselo. Gracias al cariño de su abuela, se siente lo suficientemente confiada para seguir adelante y sale al escenario, con gran éxito. A través de esta experiencia ha entendido el significado de los valores del cariño y la confianza.

Con 10 años, Ana está en el colegio y se entera de que hay que exponer un trabajo que no ha hecho, pero ella es muy buena comunicadora. Así que le propone a una chica de clase, algo tímida, que el trabajo sea conjunto y ella le ayudará a exponerlo. Ese es el día en el que conoció a su mejor amiga, y comprendió los valores de la contribución, cooperación y amistad.

Ana ya tiene 15 años y le toca vivir en plena adolescencia el cáncer de su hermana de 25 años. Como buena adolescente, no quiere resignarse y opta por buscar información y no dejarse llevar por el miedo. Introduce una serie de cambios de hábitos, se vuelve más positiva y apuesta por la sororidad. Decide no conformarse con la idea de que puede ser algo genético, por lo que toma la determinación de investigar. Los principales valores que le acompañan son el optimismo, determinación y la curiosidad.

Con 20 años, Ana es estudiante de Bellas Artes. Estaba revisando su perfil en Facebook: la vida le estaba sonriendo y tenía nuevos seguidores en su blog. Querer cambiar el mundo no es fácil y ella lo sabe, pero su objetivo de ayudar a ello a través de las Bellas Artes fue lo que le llevó a participar en varias ONGs y ahora acaba de abrir su blog para dar a conocer cómo se puede crear arte a través del reciclaje y, de esta forma, ayudar a mejorar el planeta y el mundo a través del reciclaje y la belleza. El principal valor que ha inspirado aquellas decisiones es la ecología.

A la edad de 30 años, después de tener una hija, Ana ha querido volver a practicar su deporte favorito, el tenis, y compaginarlo con el tiempo que le dedica a su hija y al trabajo. Aunque psicológicamente le cuesta mucho separarse de su bebé, dos días a la semana por la noche lo dedica a jugar al tenis y consigue estar más serena y feliz durante toda la semana. El valor que ha integrado a través de esa experiencia es el de compartir.

A los 40 años

A los 40 años Ana ha superado la etapa de la maternidad y la crianza y se vuelve a reencontrar. Tiene tiempo para ella, descubre que es una mujer con las mismas capacidades que antes y con una experiencia adquirida que le puede ayudar a plantearse una nueva fase. Ella es consciente de su interior y decide emprender nuevos retos, cuenta con el apoyo de los suyos. Se dedica a su gran pasión, el deporte femenino. Crea una plataforma para poner en contacto a mujeres para entrenar, competir, etc. y crea así una gran empresa de eventos deportivos. El valor que le mueve en esta experiencia es el valor de la confianza.

A los 50 años, debido a la dedicación al 100% a su trabajo, ha dejado a un lado sus buenos hábitos alimentarios, por lo que se encuentra débil y cansada. Después de una analítica con valores alterados, decide ponerse «manos a la obra» y acudir a un especialista para que le de herramientas y la confianza en ella misma que necesita. Tras varias sesiones, es consciente de los cambios que tenía que hacer para incrementar su rendimiento laboral y prevenir enfermedades. El valor clave en esta etapa es la salud.

Ana nació en una familia humilde y muy tradicional, ella iba adelantada a sus tiempos, pues siempre fue curiosa e inquieta. Por ello, no se quedó sentada en el mismo banco comiendo pipas como la mayoría de sus amigas, sino que empezó a viajar y a tener muchas experiencias, lo que la hizo una mujer diferente, lo que a ojos de muchos no estaba bien visto, pero a ella siempre le dio igual, con su modo de vida era feliz porque cada día aprendía cosas diferentes. Ahora tiene 60 años y, gracias a su actitud luchadora y de carácter fuerte, que no le lleva a compararse con los que seguían los modelos de vida establecidos, ha conseguido ser una empresaria de éxito y un ejemplo para muchas otras mujeres. El valor que le acompaña es el del aprendizaje y la seguridad.

Con 70 años, ha decidido reencontrarse con su propio placer, no sólo el sexual, aunque también. Ana es una fuente de inspiración para otras mujeres a través de la vivencia de su propio bienestar y coherencia con la vida que ha llevado hasta ahora, con lo que es y ha conseguido hacer. Servir de inspiración y ejemplo para hombres y mujeres jóvenes con lo que ella es y decide hacer en la vida, mostrando que se puede ser feliz y hacer feliz a los demás. El valor que le guía es la coherencia con sus sentimientos.

A los 80 años

A los 80 años ha conseguido todos sus sueños y lidiado con todos sus fantasmas, es una mujer que vive en plenitud, se siente realizada y disfruta de cada día en presente. Vive intensamente sus emociones aceptándolas y gestionándolas, ya que su experiencia le ha regalado el don de conseguir la armonía interior. Cada mañana Ana, al alba, se dedica un tiempo para ella misma y su conversación interior. Hace ya años que diseñó la Ana que quería ser. Cada mañana repasa sus deseos y les da un valor especial, hace mindfulness, que le ayuda a estar presente, y medita para conseguir mantener su paz y su armonía interior. Ana se siente plena, realizada, ha conseguido el mayor éxito: ser Ana en toda su expresión. Es la armonía el valor que le inspira en esta etapa..

Después de escucharlas una conclusión parecía hacerse evidente: el éxito no se mide a partir de lo que una hace, sino a partir de cómo se siente una con lo que hace.