Xavi y Albert (nombres ficticios) prefieren mantenerse en el anonimato tras haber sido agredidos por el grupo de ultras que reventó la manifestación del 9 d´Octubre. A uno todavía le duelen las costillas, el pómulo y la mandíbula; el otro lleva dos puntos de sutura en el labio.

Las lesiones son fruto de las patadas y puñetazos que recibieron pocos minutos antes de que arrancara la marcha reivindicativa, en la que confluyeron más de una decena de plataformas, partidos, sindicatos y otras entidades que anualmente convocan la manifestación para celebrar la diada de los valencianos.

Ambos son asiduos a esta manifestación. Cuando llega el 9 d´Octubre, acuden a la plaza San Agustín y participan de la comitiva. «Siempre se ven españolistas y algún nazi, pero nunca antes tantos como en esta ocasión», explica Xavi. La masiva presencia de contramanifestantes, no solo Yomus y miembros de España 2000, sino gente joven y familias que insultaban y gritaban a los asistentes a la marcha autorizada (la de extrema derecha no contaba con autorización de la Delegación del Gobierno), impresionó también a Albert.

«Este año era diferente. Estoy convencido de que contaban con la complicidad de la policía. Aparecieron justo después de los incidentes. Los nazis habían hecho una quedada especial y las autoridades sabían que iban a pegarnos», relata. La propia delegación reconoció ayer que las agresiones se dieron antes de la marcha. Lo que se preguntan ambos es por qué no había suficiente policía y por qué no había acudido con suficiente tiempo como para impedir que los grupos de extrema derecha se hicieran fuertes en la céntrica plaza.

Ambos agredidos coinciden en las críticas a la Policía Nacional. Como publicó este periódico, más de un centenar de agentes especializados en disturbios han sido trasladados a Cataluña en el dispositivo que diseñó el ministerio del Interior para impedir el referéndum el pasado día 1 de octubre, obligando a destinar a tareas de seguridad a agentes que carecen de esa formación específica. El día de la manifestación, carecían incluso del mismo equipamiento.

Pero ningún agente había cerca de Albert y Xavi en el momento en el que un grupo de entre seis y diez Yomus se les lanzaron encima, según aseguran a Levante-EMV. «Había Policía Local, pero era evidente que no podían frenarlos. Los antidisturbios llegaron después, cuando ya nos estaban pegando», narra Albert, quien añade que en el intento de separarles de los ultras, los agentes «pegaban a los de la manifestación legal». «En vez de acordonarles a ellos, nos acordonaron a nosotros», critica Xavi.

Denuncias

Más allá de los ataques que sufrieron ambos, que les obligaron a correr por la avenida del Oeste hasta que vieron que ya no les perseguían, su relato se centra en el acoso que sufrieron los manifestantes de la marcha de la Comissió del 9 d´Octubre durante todo el recorrido.

«Fue una humillación», lamenta Albert. «Los teníamos por los lados, por delante, por detrás. Y la policía, en vez de controlar a los que estaban impidiendo una manifestación pacífica y legal, nos acompañaron y permitieron que durante todo el recorrido fueran agrediendo e insultando. Me sentí expuesto, humillado, y la policía no nos protegía», añade. «No es un sentimiento nuevo, sentir que no están de nuestro lado, pero esta vez fue diferente por la permisividad y la magnitud. Nunca había visto tanta impunidad, con cara tapada, golpeando gente...», lamenta.

Ambos tienen el parte médico de las heridas y están dispuestos a denunciar los hechos. Con todo, más allá de las detenciones o identificaciones policiales, lo que esperan es una respuesta de la sociedad. «Juegan a la estrategia de miedo y es un problema de la sociedad valenciana. Por la noche tuvieron que cerrar un local porque venían 70 nazis, según avisaron», explica Albert. «Han despertado a una bestia que llevaba años adormecida, ahora a saber cómo evoluciona. Esto va más allá de la situación en Cataluña», lamenta el joven.