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Día del patrón

Una fiesta "intercultural" para los futuros médicos

Más de 3.500 estudiantes de todos los cursos de Medicina organizan un macroevento para costear el viaje de fin de curso

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Más de 3.500 estudiantes de Medicina de fiesta en València

La festividad de la Virgen del Pilar no eclipsó ayer a la de San Lucas evangelista, patrón de los médicos. Aunque la Iglesia celebra la fiesta el 18 de octubre, los estudiantes de la Facultad de Medicina de València decidieron adelantar la fecha y organizar una macrofiesta que ya es tradición en la ciudad y que se celebró ayer.

Con ella, los alumnos de sexto curso de Medicina se costean parte del viaje de fin de curso. De hecho, cada año celebran durante el mes de abril la "fiesta de la orla" con el mismo fin. La de ayer, se llamó la fiesta de la "preorla" y miles de estudiantes de Medicina y de otras facultades no dudaron en participar en ella. La diversión estaba asegurada.

Para evitar molestias a los vecinos y suciedad en las calles, los alumnos de Medicina celebraron la fiesta en una discoteca ubicada en la Pobla de Vallbona, donde contaban con un recinto para hacer botellón y con copas a un precio reducido. Eso sí, una vez dentro de la discoteca, conforme avanzaba el día iba subiendo el precio de las copas. Ese fue el acuerdo y a la mayoría de los participantes les pareció correcto.

Los autobuses aparcados en la Avenida de los Naranjos y los miles de estudiantes esperando su turno llamaban ayer la atención de viandantes y conductores. Y es que la zona parecía la feria de las naciones.

"Los estudiantes de sexto curso organizan la fiesta y deciden de qué debe ir disfrazado cada curso. Este año la temática era sobre países", explicaban ayer un grupo de chicas disfrazadas de chinas. Ese fue el país elegido para los de primer curso. A su lado, otro de grupo de chicos, disfrazados de guerreros masái, explicaron los detalles. "La leyenda urbana dice que los de sexto curso eligen los disfraces más complicados para los de los primeros cursos. Nosotros somos de segundo y ni te imaginas la cara que pusimos cuando nos dijeron que nos tocaba ir de masáis...", explicaban los jóvenes riendo a carcajadas.

Sin embargo, a grandes males, grandes remedios. O, lo que es lo mismo, llamada SOS a las costureras de la familia. "Las abuelas y las madres que saben coser nos han ayudado con el disfraz porque era difícil", explicaban. Y más risas. Así, mexicanos, indios, vaqueros, cubanos, africanos esperaban su turno para subir a uno de los 16 autobuses de entre 50 y 55 plazas que, a modo de lanzadera, iban y venían del campus de Tarongers a la Pobla de Vallbona.

Confraternización y "buen rollo"

Y es que por 15 euros la fiesta estaba asegurada. Por ese precio, los estudiantes universitarios disfrutaban de plaza en el autobús, entrada a la discoteca, dos vasos de sangría o cerveza y una copa. "El precio es más que razonable y nos lo pasamos genial. Así, ayudamos a los de sexto a pagarse parte del viaje de fin de curso. Todos los años es lo mismo pero merece la pena ir porque hay muy bien ambiente de confraternización y buen rollo", afirmaban mientras se servían "zumos mágicos" desde una garrafa gigante de ron y naranja.

En total, la organización contabilizó 3.500 plazas en los autobuses, y aunque hubo quien se desplazó por su cuenta, fueron los menos. De esta manera, en la fiesta de la "preorla" la recaudación superó los 52.500 euros.

Entre las miles de personas que ayer ocupaban la Avenida de los Naranjos había jóvenes sin disfrazar. Algún que otro aspirante a médico aunque, la gran mayoría, universitarios llegados de otras facultades. Las fiestas organizadas por los estudiantes de Medicina gozan de buena fama y cualquier excusa es buena para pasar un día divertido. "Nosotras somos alumnas de odontología. El año pasado nos invitaron, pero al final no pudimos venir y este año no nos la queremos perder. La cosa parece que promete", afirmaban ayer.

Hasta los alumnos de Erasmus tenían, ayer, su papel en esta fiesta. El encargo era "de flamencos" así que, ellas con sendas rosas en la cabeza y falda de volantes y ellos, con camisa blanca y pañuelo al cuello. "¿Vamos bien, ¿no?", preguntaba en un español de principiante. "¡Perfectos!", respondían al unísono el grupo que les esperaba. Todo sea por San Lucas evangelista, patrón de los médicos.

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