Científicos valencianos han participado en un evento científicamente histórico. El grupo Colaboración Virgo (cuyo observatorio está en Italia) de la Universitat de València, formado por nueve investigadores del Departamento de Astronomía y Astrofísica y del Departamento de Matemáticas, junto al grupo estadounidense LIGO detectaron nuevas ondas gravitacionales en ambos observatorios, pero esta vez, además del ruido -las propias ondas- detectaron la luz provocada por ese fenómeno.

Este efecto supone un hito científico que marca una nueva era de observación del universo, pudiendo así responder a preguntas fundamentales en astrofísica, cosmología o física nuclear.

Por primera vez se ha podido observar, a través de la luz en forma de rayos gamma y las ondas gravitacionales registradas en ambos observatorios, la fusión de dos estrellas de neutrones. Este descubrimiento abrirá un nuevo abanico de cuestiones fundamentales, pero también servirá para poder resolver muchas preguntas, tal y como sostienen los investigadores españoles.

Los datos de LIGO-Virgo marcan que dos objetos astrofísicos a una distancia de 130 millones de años luz se habían estado aproximando en órbitas espirales. La colisión final de estos dos pesados astros -de apenas 20 kilómetros de diámetro, su masa es tan densa que una cucharadita de su superficie equivaldría a unos mil millones de toneladas- se produjo el pasado 17 de agosto. LIGO-Virgo detectó que el choque duró 100 segundos aproximadamente, cuando las ondas gravitacionales derivadas de la colisión de agujeros negros, registradas en 2015 dentro del mismo programa, apenas fueron perceptibles durante un par de segundos.

«Esto marca el inicio de una nueva era de descubrimiento», señaló José Antonio Font, investigador principal de la colaboración Virgo en la Universitat de València. Según el experto, «esta detección es histórica», en referencia a la primera señal gravitacional de la colisión de dos estrellas de neutrones y su consecuente emisión electromagnética.

Este descubrimiento va más allá de las primeras ondas gravitacionales detectadas en 2015 y que supusieron la primera constatación empírica de lo predicho por Albert Einstein en su teoría general de la relatividad. Así lo señala Font al considerar que «aquello fue increíble, pero esto va un poco más allá, porque ya no es tan limitado en su rango de aplicación sino que afecta a la astronomía en su conjunto y muy particularmente a la astrofísica relativista».

Por su parte, la investigadora principal de la colaboración científica LIGO en la Universidad de las Islas Baleares, Alicia Sintes, definió al evento como «una mirada más completa al universo». Y es que con este descubrimiento lo que ahora se puede hacer es «ver» con la radiación de la luz electromagnética, y «oir», a través de las ondas gravitacionales.

Las observaciones de los astrónomos revelan trazas de materiales recientemente sintetizados, incluyendo oro y platino, que se formaron a partir de la explosión, lo que descifra el misterio de dónde se producen los elementos químicos más pesados que el hierro.