Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Análisis

Puig no pierde el sueño por la provincia

El líder del PSPV ha demostrado que dominar València no vale como para molestar a Sánchez, tensar el proceso comarcal o alterar su ejecutiva

Ximo Puig ha demostrado que la estructura provincial le parece de orden menor. Si fuera importante, hubiera puesto más interés en que alguien más próximo a él estuviera al frente. Hubiera dado una palmadita en la espalda a Jorge Rodríguez, interesado en afianzar su puesto al frente de la Diputación de València con el título de patrón socialista en la provincia. Pero Puig no lo ha hecho. Al fin y al cabo, si José Luis Ábalos lleva en ese sillón desde 2012 y en Blanqueries no han ido las cosas del todo mal (se ha recuperado la presidencia de la Generalitat, las encuestas proyectan una mejora de resultados y Puig ha logrado mantener la secretaría general con una mayoría consistente, ganando incluso en València, territorio Ábalos), para qué embarcarse en una batalla que iba a molestar más que otra cosa a Pedro Sánchez. Mejor no hacerlo, es la respuesta que se han autodado Puig y su equipo más cercano. Mejor buscar un acuerdo de integración que emprender un nuevo enfrentamiento que al final iba a ser visto como un choque de intereses entre Puig y Sánchez. Más cuando el modelo territorial de España está en un momento de transformación y el líder socialista se ha mostrado sensible a los planteamientos valencianos.

Puig ha demostrado que le interesa más la estructura comarcal. Es el sistema de organización histórico en el PSPV frente al joven provincial, un invento de los tiempos de Pepiño Blanco como secretario de organización del PSOE que en València solo ha conocido dos representantes: Carmen Martínez y Ábalos. Puig podría haber impulsado una candidatura con más apoyos de vacas sagradas de la que concitó realmente Jorge Rodríguez, pero la batalla hubiera distorsionado el proceso comarcal. Para entendernos, forzar al que quiera ser líder socialista en l'Horta Nord con el apoyo de Puig a movilizarse contra los intereses de Rafa García, las huestes de Burjassot y el activo grupo sanchista de la comarca le hubiera creado dificultades múltiples para salir airoso después en el proceso comarcal. Es solo un ejemplo.

Puig ha demostrado que le interesa más la estabilidad de la ejecutiva de país que tener a uno de los suyos de patrón provincial. De lanzarse a la carrera, Rodríguez hubiera tenido que abandonar su actual cargo de portavoz autonómico del PSPV y Puig hubiera tenido que acometer reformas en una cúpula que tiene poco más de dos meses de vida (y uno es el de vacaciones). Un problema que se ha ahorrado con la renuncia del alcalde de Ontinyent.

Este, Rodríguez, ha podido ver que genera suspicacias en algunos poderosos y ha tenido la sagacidad de, ante la ausencia de un respaldo que le asegurara la victoria, apartarse de la mano de Puig, que ayer ya decía que cuenta con todo su apoyo «para el futuro». Ese es el mercado en el que cotiza Rodríguez.

Compartir el artículo

stats