Aunque «Constitución» tenga nombre de mujer, su género siempre ha sido el masculino. Aún en bases democráticas, éstas han sido construidas por y, consecuentemente, para hombres.

La catedrática, antropóloga, feminista e impulsora de los términos «feminicidio» y «sororidad», la mexicana Marcela Lagarde de los Ríos, impartió ayer una conferencia en el Paraninfo de la Universitat de València (UV) en la que el feminismo en la Constitución de la ciudad de México fue el centro.

«En Ciudad de México tenemos zonas de primer mundo, pero también hay grandes zonas de pobreza. Es una ciudad injusta», contó la catedrática, quien en 2003 entró en la Asamblea Legislativa de Ciudad de México con el fin de poner de relieve al feminismo en el ámbito política. Fue entonces cuando Lagarde impulsó el término «feminicidio» como el concepto que explica el conjunto de delitos de lesa humanidad que reúnen crímenes, secuestros, desapariciones de mujeres y niñas ante un colapso institucional que favorece la impunidad de estos delitos.

Por consiguiente, la consigna que siguió en su cargo como diputada de la Ciudad de México fue la de la construcción de una igualdad en una ciudad donde siete mujeres son asesinadas cada día como resultado de una «absoluta» y enquistada «supremacía masculina» que, a día de hoy, sigue impune: según el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio «sólo un 25% de los casos» son investigados como feminicidios.

«La violencia machista es crónica, es progresiva y es mortal», denuncia la experta en derechos humanos.

Y, es que, aunque, desde la instauración del concepto de feminicidio en 2007 veinte Estados del país mexicano se han movilizado contra la impunidad, lo cierto es que «no debemos esperar que una sola ley cambie la realidad y sea capaz de erradicar el machismo y su origen: el patriarcado», reflexiona. La antropóloga defiende la instauración de políticas de género integrales para «dejarnos de parches si de verdad queremos resultados».

Gracias a una Asamblea integrada por el 50 % de mujeres y las políticas integradas que desarrollaron consiguieron dar a conocer una «aborrecible realidad» que hasta ahora sigue sin ver la luz: la violación dentro del matrimonio. Además, también debatieron sobre la prostitución dentro de las variadas posiciones del feminismo poniendo como punto noble el concepto de una vida digna que se rija por la idea del desarrollo como libertad, al igual que pusieron en el punto de mira la violencia política en México.

Así, Lagarde alentó a las cientos de mujeres que ayer escucharon atentas cada palabra de la catedrática a «convertirnos en protagonistas de nuestras vidas para dejar de ser cautivas».