La investigadora principal del Programa de Terrorismo Global del Real Instituto Elcano y experta en yihadismo, la politóloga Carola García-Calvo, destacó ayer en la Universidad Católica de València que "la integración social y la radicalización yihadista son perfectamente compatibles"."Muchos de los jóvenes radicalizados en España han nacido aquí, están integrados, tienen un nivel de estudios aceptable pues han terminado la ESO y su situación laboral es estable, pero, sin embargo, acaban inmersos en el yihadismo", añade. "Otra cosa son las desigualdades en el trato, la asimilación cultural, la sensación de agravio percibida y experiencias personales que puedan contribuir al proceso de radicalización, pero eso no es un problema de desarraigo", subraya.

Para esta investigadora la clave de la prevención de la radicalización descansa sobre dos pilares. El primero son "las medidas contraterroristas, pues la labor represiva de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado es necesaria". El segundo, prosigue, es el trabajo de "primera línea". "Hay que trabajar con los jóvenes desde la educación, de manera horizontal, incluyendo a multitud de actores como maestros, monitores deportivos o profesionales sanitarios. Hace falta educación y formación, sin alarmismos", sostiene.

Para ello reclama "más grupos locales de prevención", pues "lo que funciona en Valencia puede no servir en otro sitio porque la radicalización está muy enraizada en la organización y composición de la sociedad en cada lugar". Insiste en la necesidad de "identificar buenas prácticas" de prevención y adaptarlas a a cada entorno, pues "la amenaza yihadista en Europa es de origen autóctono, de jóvenes nacidos aquí".

Prevención y alerta temprana

En este sentido recalca la importancia de estar atentos a los signos de "alerta temprana" en el proceso de radicalización. El síntoma más evidente para la investigadora es que el joven "empieza a separarse de su grupo de amigos, deja de salir con ellos y comienza a hablar de repente de ciertas cuestiones relativas a la religión". El radicalizador, explica, lo que primero que hace es "apartar al individuo de su entorno social e integrarlo en un nuevo grupo dicotómico donde no hay grises, donde todo es blanco o negro".

García-Calvo también abordó el papel de la mujer en los procesos de radicalización, que "es a la vez víctima, porque son chicas captadas muy jóvenes, y verdugo, ya que se integran con una enorme convicción y participan activamente en la radicalización de otras mujeres". Detalla que "de los 216 combatientes del Estado Islámico que han salido desde España, el 10 % son mujeres". "También el 10 % de los detenidos en España por yihadismo desde 2013, son mujeres".

"Si en Al Qaeda la mujer tenía un papel muy secundario, con el Estado Islámico pasa a ser protagonista. Por primera vez controlan un territorio que hay que ocupar y por ello se lanzan a reclutar jovenes que traigan al mundo la siguiente generación de yihadistas". La investigadora matiza que "las mujeres captadas por los yihadistas aún no han empuñado armas porque el Estado Islámico es muy conservador". No obstante, alerta, "habrá que esta atentos a ver si cambia ese papel tras la caída del califato".