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Análisis

La aritmética del Botànic se complica

El amago de ruptura de Podemos con sus socios abre en las Corts un inédito espectáculo de negociación a varias bandas con las cuentas de 2018 en el aire

La aritmética del Botànic se complica

Igual que José Luis Rodríguez Zapatero cuando desplegó en su segunda legislatura en minoría (2008-2011) el concepto 'aritmética variable' para mantener la estabilidad en el Congreso a través de pactos con diferentes partidos, su amigo Ximo Puig se verá obligado casi diez años después a desempolvar esa fórmula en el tramo final de la legislatura valenciana.

El momento decisivo ha llegado. Diciembre marcará el futuro del pacto valenciano de izquierdas. El pleno de presupuestos (20, 21 y 22 de diciembre), que coincidirá con las elecciones en Cataluña, examinará la salud del Botànic, renqueante desde hace dos semanas tras la abstención de Podemos a tramitar la ley de acompañamiento, una norma clave para aprobar el presupuesto.

El desplante de Podemos a sus socios se ha producido en un momento en que la aritmética del parlamento valenciano aparece más complicada como nunca.

Junto a PP, PSPV, Compromís, Podemos y Ciudadanos, desde esta semana funciona de facto un sexto grupo, el de los cuatro diputados no adscritos que abandonaron el partido de Albert Rivera y cuyo voto ya ha permitido al Consell salvar la tramitación de los presupuestos. Las posibilidades de acuerdos se han ampliado y en el parlamento valenciano se ha abierto un inédito espectáculo de negociación política.

Pinzas poco habituales

Una nueva puesta en escena que se abre a extrañas pinzas como la que establecieron hace unos días PP y Podemos para que el conseller de Educación, Vicent Marzà, dé cuenta cada seis meses de la marcha del programa de eliminación de barracones; las enmiendas muy similares de ambos partidos para eliminar ayudas a la aerolínea Air Nostrum y la patronal CEV o el recorte a la agencia Valenciana de Innovación, una de las iniciativas que Presidencia ha cuidado con más mimo.

También resulta extraña la pinza que Podemos denunciaba este jueves entre PSPV y PP para impedir que se paralice el proyecto de ampliación de la V-21 como defiende la coalición morada y que provocó un monumental enfado de los podemistas. «El PSPV sólo es socio de sí mismo», llegó a asegurar el diputado Antonio Montiel. Vecinos de escaño le escucharon palabras muy duras con los socialistas.

Aunque la supervivencia del Botànic es la primera opción para la izquierda y el pacto no está roto, la confianza entre sus integrantes sí que se ha esfumado. En el PSPV ya no se fían de Podemos y de su necesidad de desmarcase tras quedarse en tierra de nadie (ni son gobierno ni oposición) y viceversa pese a los esfuerzos de Compromís para que el pacto salga indemne de la crisis en la que vive.

La coalición valencianista es, precisamente, la que más tiene que perder con un presupuesto prorrogado porque son las consellerias de sus dos pesos pesados, la vicepresidenta, Mónica Oltra, y la de Vicent Marzà las que más novedades presentan. Iniciativas como la renta de inclusión o el aumento de las becas se estrellarían.

Fuentes de Compromís aseguran que el presupuesto está ya pactado al 90 % y están convencidos de que saldrá adelante con los votos del Botànic. Pero en el partido que lidera Antonio Estañ no son tan optimistas. Admiten que hace más de diez días que se han congelado las reuniones pese a que el pulso en forma de exigencias como la tasa turística, el aumento de las partidas en vivienda y extraescolares, el sistema de recogida de envases (SDDR) o la creación de un impuesto a las incineradoras siguen pendientes de acuerdo.

Por eso a nadie escapa que en cuestiones de pactos se abren muchas posibilidades. En esas cuentas entran los cuatro ex de Ciudadanos (Alexis Marí, Alberto García, David de Miguel y Domingo Rojo). Para dar apoyo plantean exigencias en política social (1,5 millones), pero también escollos como que la consellera de Sanidad Carmen Montón muestre las auditorías que avalan la reversión del modelo Alzira. «Vendeos caro», les soltó hace unos días la lideresa del PPCV, Isabel Bonig. Los reproches no les han llegado solo del PP o de sus excompañeros, también desde la bancada de Podemos.

Así las cosas, y aunque en los dos primeros párrafos del Pacte del Botànic se hace mención en dos ocasiones a la nueva política, el tramo final de la legislatura llega marcado por algo políticamente tan viejo como la búsqueda de apoyos parlamentarios al coste que sea para ganar votaciones. Aunque a veces la aritmética y la política no coincidan.

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