Dos años de prisión por inyectar suero fisiológico a más de 70 pacientes, la mayoría de ellos niños, fingiendo que se trataba de vacunas contra la varicela, el sarampión o el virus del papiloma. Esa es la condena que deberá cumplir la pediatra de Carlet cuyo caso de estafa destapó Levante-EMV en enero de 2012 tras reconocer los hechos en el juicio celebrado ante un jurado popular. Elisa A. G., quien actualmente ejercía su especialidad en el Hospital Quirón y en una clínica privada de Torrent, también ha sido condenada a dos años de inhabilitación para el ejercicio de cualquier profesión relacionada con la medicina tanto en el ámbito público como privado.

Para los padres de los pequeños a los que la ahora condenada inoculó las supuestas vacunas, a quienes cobraba cantidades que iban desde los 60 hasta los 1.200 euros, la sentencia es «demasiado benévola para lo que hizo y lo que podía haber pasado». «Es inhumano jugar con la salud de unos niños, fue muy cruel engañándonos a todos», aseguraba Carmela tras conocer la noticia de la condena. A su hijo le inyectó dos dosis, que solo contenían agua de suero. «Decía que como el nene se estaba criando bajo de peso le iría muy bien para su crecimiento», recuerda. «Se le notaba que quería el dinero enseguida».

Las cantidades que estafó, cuya cuantía total asciende a 12.743 euros, son lo de menos para los afectados, según reconocen. «Lo importante es que los niños están bien, pero lo hemos pasado muy mal», admite José. Sus dos hijas fueron supuestamente vacunadas por esta pediatra en 2011 cuando tenían tres y cuatro años. Al año siguiente ambas hermanas contrajeron la varicela, infección para la que creían estar ya vacunadas, y que en su caso fue especialmente dañina, según explican sus padres. «Pasaron una varicela muy fuerte, desde junio hasta finales de agosto, con 40 de calentura y noches enteras en la bañera», relata con pesar Haliyna. Además cuando se destapó todo y les hicieron analíticas, los médicos les dijeron que habían estado en contacto con la Hepatitis B.

Es precisamente un posible contagio de cualquier enfermedad lo que más preocupaba a los padres afectados, buena parte de ellos vecinos de Benimodo y Carlet. Ayer estaban citados para acudir a la vista oral para declarar como testigos, pero al llegar a un acuerdo de conformidad las partes la semana anterior, les notificaron que no hacía falta que prestaran declaración. Algunos se quedaron con ganas de saber a qué destinaba el dinero y si tenía algún tipo de adicción. «Tenemos miedo, no sabemos si era para drogas y si habría utilizado las mismas jeringuillas», apuntaba otra madre.

Teresa, a quien le ofreció la vacuna para el virus del papiloma tras inyectarle el suero fisiológico a su hijo de cuatro años, recuerda que se percató de que no había nada en la jeringuilla y se lo dijo. «Me contestó que como es tan poquita dosis no se nota, y luego vi que metía un líquido transparente», añadió. «Esta mujer se ha estado burlando de todo el mundo», criticaba Carmen, madre de un niño de un año al que le suministró supuestamente la vacuna Prevenar 13.

Vacunas milagrosas inexistentes

Los hechos por los que la Audiencia Provincial de València condena a la pediatra ocurrieron entre 2007 y 2011, cuando la funcionaria pública trabajaba en el centro de Salud de Carlet y en el Hospital de La Ribera de Alzira. La doctora Elisa A G. confesó en el juicio que recomendaba las vacunas a los padres de los menores y se las cobraba en mano a un precio inferior del que pagarían si tenían que adquirirla en una farmacia. Les hacía creer que existía un alto riesgo de contagio, ya fuera de meningitis, VPH o varicela, desplazándose en algunos casos para lograr su propósito al domicilio particular de los pacientes. Éstos confiaban plenamente en la ahora condenada al haber sido la pediatra de sus hijos menores durante muchos años. En algunos casos les prescribía el fármaco para mejorar afecciones que padecían los niños como bronquitis o asma.

La Audiencia le condena a nueve meses de prisión por el delito de estafa continuada cometida por funcionaria pública y a un año y tres meses más por el delito de falsedad en documento público. En ambos delitos aprecia la circunstancia atenuante de reparación del daño, ya que ha pagado las indemnizaciones, y la atenuante muy cualificada de dilaciones indebidas por el tiempo transcurrido hasta el juicio.