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Inmueble

De casa de los caramelos a sala antipánico

Uno de los usos que se plantea para el inmueble es una futura sede de Emergencias para reunir gabinetes de crisis institucionales y de fuerzas de seguridad en casos de catástrofes - Los bajos tendrán un uso turístico

De casa de los caramelos a sala antipánico

A la todavía conocida como casa de los caramelos de la calle Conde Trénor de València, pese a que los dulces han desaparecido de su fachada, se le han atribuido numerosos usos durante los últimos tiempos para el momento en que el inmueble, adquirido en su día por las Corts Valencianes pero ahora en desuso, concluya su rehabilitación.

El último que ha trascendido es que pueda albergar lo que se conoce como sala antipánico, una forma de denominar a los lugares de reuniones de gabinetes de crisis institucionales y de emergencias ante situaciones de catástrofes.

En la actualidad, el centro de coordinación de emergencias de la Generalitat, situado en l'Eliana, es la institución encargada de desarrollar las competencias que en materia de emergencias tiene encomendada la Generalitat. Pero la intención es disponer de un espacio desde el que se puedan coordinar las situaciones de emergencias ubicado en la ciudad de València y el inmueble de la calle Conde Trenor esquina Muro de Santa Ana, cerca de las Corts Valencianes, del Palau de la Generalitat y de las principales instituciones se ha pensado que podría ser adecuado.

Según ha sabido este diario cuando esté rehabilitado este edificio, el inmueble podría destinar una de sus plantas para este uso, el de la gestión de la estructura de coordinación, las comunicaciones, el sistema de mando y el control de los distintos organismos que actúan en respuesta a las emergencias.

Las Corts Valencianes aprobaron a principios de este año la ley que permitió la creación de un organismo adscrito al Consell, pero que dispone de autonomía funcional como es la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias, que es, según esa ley, la encargada de ejecutar las políticas de interior, seguridad pública, protección ciudadana y coordinación de Policías Locales.

El organismo que dirige José María Ángel tiene también entre sus atribuciones la gestión de la extinción de incendios, de salvamento y las labores encomendadas por el Consejo de Seguridad Nuclear a la Generalitat, además de la gestión de la Unidad Adscrita de la Policía Nacional, la conocida como Policía Autonómica.

Espacio para otros destinos

Las Corts, que tiene cedido el uso del inmueble y que se encargará de costear su rehabilitación ya ha hecho saber a la Generalitat, la propietaria, que no necesita todo el inmueble, aunque por el hecho de sufragar la reforma se reservaría una parte.

Pero aún así queda espacio suficiente para todos los otros destinos que se han puesto sobre la mesa. Uno de ellos es que pueda instalarse una oficina para cubrir las informaciones parlamentarias por parte de los nuevos medios de comunicación públicos, À Punt, cuya radio ya está activa y en unos meses podría hacerlo también la televisión.

También para que sea sede de la Agencia de Lucha contra el Fraude y la Corrupción de la Comunitat que no tiene espacio en las Corts y que se ha visto obligada a salir al mercado para tratar de alquilar un edificio en el que pueda instalarse la treintena de funcionarios que conformarán este organismo.

Otro de los usos que está sobre la mesa es destinar los bajos del edificio al turismo ya que se trata de uno de los espacios con mayor tránsito de la ciudad e incluso una calle de entrada para desplazarse al centro para muchos visitantes. La intención sería instalar un centro de interpretación turística, según los detalles que se han conocido, aunque esta cuestión está en estado embrionario.

En marzo de este año, las Corts aprobaron la reforma de este inmueble con un presupuesto de 4,5 millones para destinarlo a sede administrativa. Ese dinero procedía del remanente de tesorería del presupuesto del año pasado que las Corts no gastaron. Unos «ahorrillos» que permitirán adecuar el edificio.

La primera parte de las obras comenzó este verano y consistieron en retirar las marquesinas y los paneles con camarelos, que acabaron en la basura, ya que se temía que pudieran desprenderse y en apuntalar otras partes sensibles del edificio.

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