«El sexo es el mayor controlador de la conducta. En general, cuando se ejerce un maltrato físico también se produce uno psicológico y es raro que no haya también algún tipo de violencia sexual», explica la profesora de Psicología Evolutiva y Didáctica y de Criminología en la Universidad de Alicante (UA) Carmen Mañas. Sin embargo, apenas existen estudios al respecto y cuando los profesionales implicados en la lucha contra la violencia machista evalúan la situación y los riesgos para la mujer no tratan este asunto.

Por este motivo, Mañas y su compañera de departamento, Alicia Martínez, decidieron llevar a cabo un estudio en los Servicios de Asistencia a la Mujer de la Comunidad Valenciana. La muestra no es muy amplia, 110 mujeres, pero los resultados son significativos. Entrevistaron a 80 mujeres maltratadas por sus parejas y a otras 30 que acudían a los servicios de asistencia para recibir asesoramiento jurídico y/o psicológico porque en su mayoría estaban en vías de separación. Al realizar las preguntas rutinarias, la mayoría de mujeres negó ser víctima de violencia sexual, pero al plantear más cuestiones y dejarles explicar sus vivencias, la cosa cambió. Así, el 78 % de víctimas de malos tratos sufría además violencia sexual, y el 33 % de las que en principio no estaban sometidas a maltrato, también.

«El sexo sigue siendo un tema tabú en nuestra sociedad y, además, en muchos casos, las mujeres ni siquiera son conscientes de que son víctimas de violencia sexual dentro de la pareja porque aún sigue arraigada la idea del débito conyugal y del ´aguántate y calla´», indica Mañas.

Las mujeres sometidas a maltrato pierden en muchas ocasiones la capacidad para decir no, y sufren una situación que se perpetúa al seguir oculta, alerta esta experta. La mayor parte presentan estrés postraumático, depresión y ansiedad. Según las respuestas, la mayoría ceden a mantener relaciones o a realizar ciertas conductas sexuales no deseadas por chantaje, insistencia, miedo o por sufrir violencia física. Asimismo, está comprobado que los agresores exigen tener relaciones sexuales después de un episodio de violencia física, lo que supone otra agresión.

Las autoras del estudio han elaborado una Entrevista Semiestructurada para la Exploración de la Violencia Sexual sobre las Mujeres en la Relación de Pareja (EVS), una herramienta para los profesionales, que trata cuestiones sobre la salud sexual y reproductiva, explora si las víctimas han sufrido agresiones o abusos previos y si han sido obligadas a mantener relaciones o prácticas no deseadas.