Las grandes fortunas esperan al último día hábil de un ejercicio fiscal para trasladar el destino de sus inversiones y acceder a bonificaciones fiscales en la siguiente declaración de la renta. Los responsables de los Presupuestos Generales del Estado hacen lo mismo, incluso en detrimento de las personas con derecho a beneficiarse del sistema público de atención a la dependencia.
El Ministerio de Sanidad se apuntó el pasado 29 de diciembre como un mérito el alza de un 5,26% de la aportación estatal para garantizar a los dependientes moderados las prestaciones que les corresponden. El incremento relativo se estimaba sobre la última revisión de ese mínimo en 2012, hace seis años. Pero no sólo eso. Ese alza se acordó en un consejo que congrega a los representantes de todas las comunidades autónomas el pasado mes de octubre. Pero como se aprobó el último día hábil del año y se publicó en el Boletín Oficial del Estado el sábado 30, no entró en vigor hasta ayer, 2 de enero de 2018.
De esa manera, el alza de 1.354,81 millones de la aportación estatal al sistema de la dependencia que gestionan las comunidades autónomas no se reflejerá en las cuentas del Estado para 2017. Después de todo, los dos últimos decretos que han fijado en disposiciones transitorias la aportación estatal para garantizar la cuantía mínima que reciben las personas que son acreedoras de una ayuda por padecer una dependencia calificada como moderada aluden en sus preámbulos a las normas de competitividad económica y estabilidad presupuestaria.
Un portavoz de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas lamentó cómo Cristóbal Montoro, como ministro de Hacienda, se permitió «regatear» a los dependientes el aumento acordado con las comunidades autónomas hace un trimestre.
Más aún. El alza se acuerda sobre la asignación que deben recibir los dependientes cuya acreditación como tales todavía no ha sido avalada. Es decir, es una ayuda que devengan desde el momento que la solicitan pero que sólo reciben efectivamente a partir del momento en que son reconocidos como tales por los técnicos correspondientes. Otra triquiñuela con un notable efecto sobre el presupuesto. A efectos contables, el devengo aparece como gasto, pero no afecta a la caja real.
