El protocolo para la valoración policial del riesgo de las víctimas de violencia de género ha mejorado mucho en los últimos años, siendo cada vez más completo, pero en el año 2011 se creó un protocolo médico forense de valoración urgente del riesgo, ajeno al anterior, para aportar un elemento más a la autoridad judicial a la hora de adoptar unas medidas de protección más eficaces.

Entrevista tanto con la víctima como con el agresor y su entorno

Los forenses de las UVFI deben exploran al agresor tras ser puesto a disposición judicial, a la víctima y a testigos como familiares y amigos. Además se tienen en cuenta las diligencias policiales y judiciales y la documentación médica y psiquiátrica del maltratador.

Antecedentes violentos, situación laboral y salud mental

Se realiza un juicio clínico estructurado teniendo en cuenta antecedentes de violencia «no machista», situación laboral y sentimental en el último año, la salud mental del agresor, la historia de violencia tanto contra esta pareja como con anteriores. Así como la valoración de la agresión actual y la vulnerabilidad de la víctima; su dependencia y si ha intentado retirar la denuncia.

Tipo de violencia y

vulnerabilidad de la víctima

Entre las pruebas complementarias que deben realizar las UVFI está la aplicación de la Escala de predicción del Riesgo de violencia grave contra la pareja de Echeburúa. En la misma se puntua numéricamente de 0 a 3 una serie de circunstancias como el tipo de violencia en los últimos seis meses, el perfil del agresor (celos muy intensos, consumo de alcohol o drogas, actitud de desprecio, ...), la vulnerabilidad de la víctima o aspectos personales de ambos como la procedencia extranjera de éstos que cuestionablemente también suma un punto.