Cuando todavía cuesta explicarse cómo una mujer fue atropellada y arrastrada en los bajos de un autobús durante cerca de un kilómetro en el centro de Aldaia sin que su conductor se diera cuenta, este periódico ha tenido conocimiento de otro caso ocurrido el pasado 19 de diciembre en esta misma localidad y con idéntica empresa de transporte implicada.

Otra mujer, en esta ocasión de 77 años, quedó enganchada por el bolso en la puerta del bus, al bajar del mismo, cuando el conductor arrancó, arrastrándola varios metros.

La septuagenaria permanece todavía hospitalizada en estado grave y tras ser intervenida quirúrgicamente hasta en diez ocasiones, los facultativos temen que finalmente pierda la pierna, totalmente destrozada y sin piel tras el aparatoso accidente.

El doctor Pedro Cavadas está haciendo todo lo posible para evitar la amputación de la extremidad y le ha implantando injertos de la espalda en la herida abierta que tiene la mujer desde la ingle hasta el tobillo.

«Mi madre está viva porque tiene muchas ganas de vivir y siempre ha sido una mujer muy activa, pero es un dolor muy grande verla ahí sedada sin poderse mover porque dos ruedas gigantescas le han pasado por encima», confiesa Cristina, una de las hijas de la víctima.

Este atropello, el primero de estos dos graves hechos ocurridos en Aldaia en poco más de quince días, se produjo a las 20.30 horas del pasado 19 de diciembre cuando María, de 77 años, regresaba a casa desde València en esta línea de la compañía Fernanbús.

«Se bajó del autobús y al cerrarse la puerta se le quedó enganchado el bolso. Dicen que tienen medidas de seguridad para que esto no pase, pero aquí hasta que no se la llevó rodando a rastras el conductor no paró», critica la hija.

Aunque fueron solo unos metros, muy lejos de la distancia de un kilómetro que recorrió la otra vecina accidentada cuyo testimonio contó ayer en exclusiva Levante-EMV, en este caso la mujer resultó peor parada y una ambulancia del SAMU la trasladó en estado grave al Hospital de Manises, donde ambas mujeres siguen ingresadas.

«Le sacó el hombro de sitio y luego la pisoteó, menos mal que siempre ha tenido un espíritu joven y sigue luchando», remarca Cristina sobre su madre, quien solía hacer deporte.

«Quiero que esto acabe y que se tomen medidas para que no vuelva a pasar», reclama indignada después de que la empresa ni siquiera se haya interesado por su estado. «El día 27 de diciembre la compañía todavía no había dado parte al seguro del accidente», asegura la abogada de la familia, que ya ha emprendido acciones legales contra Fernanbús.