Se fue Amparo la de flores Amanda, se fue con la dignidad de las personas que no tienen que demostrar nada, con la sencillez con que siempre había vivido. Se estaba yendo y pidió que no lo dijeran a nadie. Su único deseo fue un funeral en esa asombrosa iglesia renacentista: El Patriarca, ella sabía muy bien que la solemne belleza de la liturgia traspasaría el espacio.

Había cumplido más de 100 años y su historia está pegada a la tierra a la que amaba, a la que se había entregado, desde muy joven, con la fuerza y valentía de un feminismo que ella ignoraba. Su abuela ya hablaba varios idiomas y su madre, Amanda Stivi, hija de italianos, era floricultora y florista con experiencia; una trabajadora incansable que al quedarse viuda hizo frente a un negocio que hizo crecer y crecer? Con el tiempo, ubicó la tienda en la calle Lauria y le llamó Amanda. Amparo había heredado ese amor al trabajo de las flores y plantas, siempre decía: «Las flores y la tierra me lo han dado todo».

Venía de familia de horticultores: Los Galán, sus abuelos, vivían en aquel bonito huerto del Santísimo o de les Freses del siglo XVIII y allí nació Amparo, que recordaba un ejemplar de pino del jardín de Monforte vencido hacia su casa. El huerto era un extenso campo de laureles cipreses y pinos con una parte dedicada a flores y plantas en invernaderos y umbráculos. Las rosas, claveles, violetas y muchas otras clases de flores cortadas se vendían en la plaza del mercado y se expendían a Madrid y Barcelona. Estaba abierto al público donde la burguesía se daba cita en sus cenadores rústicos.

Amparo recordaba aquel inmenso lugar que se hallaba a continuación de l'Hort de Ripalda (hoy colegio de las Esclavas.) Se sentía feliz pensando que el huerto del Santísimo y de les Freses había sido un lugar donde acudían artistas e intelectuales y visitado en la velada que se celebró la Nit de Sant Joan en 1879. Entre las actividades que se organizaban en aquel hermoso huerto, la prensa de 1899 recogía: «El Huerto del Santísimo anuncia que el domingo día 23 comienza la temporada de la fresa y ofrece una gran variedad para almuerzos y meriendas con buenos vinos y toda clase de postre. Entrada por el Camino del Cabañal, 6».

Sorolla sería uno de sus visitantes que entabló amistad con la familia y en 1916 pintó a Julio y a Francisca, antepasados suyos, en su conocido cuadro: «Alegoría de Valencia.»

Me gustaba ir a la tienda de flores Amanda, solo por hablar con Amparito; su voz daba vida a recuerdos, y como todos los recuerdos, eran alegres y tristes, tenía humor y asumía la vida, no tenía miedo y se enfrentaba a todo. Ha recorrido el mundo sola y ha trasmitido su amor y sus conocimientos por doquier. Siempre ha sido flores Amanda embajadora de Valencia; Amparo, junto a su hermana Amanda, fueron a llevar un ramo de azahar a la boda de los reyes Balduino y Fabiola. Aquel día nevaba en Bruselas y cuando los bautizos de los hijos de Don Juan Carlos y Doña Sofía, también fueron ellas a llevar sus flores y todo corrió por cuenta de Amanda. El Poder puede ser mezquino con la bondad y la generosidad?

Con la Faulcombridge, lanzamiento del tenis valenciano, el Huerto del Santísimo pasó al siglo XX. En los años treinta, debido a las reformas en el entorno del paseo de Valencia al Mar y el comienzo de la urbanización de las zonas aledañas, el jardín de los bellos sueños con sus flores y plantas tuvo que trasladarse a Benimamet y más adelante, partido por la Ronda Norte el huerto, desapareció y reapareció? De nuevo no se ha pagado la expropiación.

Quiero creer que en algún mágico lugar, hay un bello huerto de flores y plantas cultivado por Amparito, que nunca será expropiado.