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Perfil

Rubén Moreno: un valenciano en la Moncloa

El presidente de la gestora aumenta su influencia en Madrid y se convierte en puente entre Bonig y Rajoy

Rubén Moreno, en la sede del PPCV j. v. Pastor

Rubén Moreno ha roto la maldición que hasta ahora pesaba sobre el nuevo PP de Isabel Bonig: no contar con ningún valenciano con cargo en la Administración del Estado, ni en el primer escalón ni en el segundo. Con su nombramiento como Secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, ya no podrá decirse que no hay poder valenciano en Madrid y aunque, como dice el refrán, «un grano no hace granero», lo cierto es que la organización valenciana gana un interlocutor directo con la Moncloa. Y no uno cualquiera. Quizás si este nombramiento se hubiera producido hace un año, la satisfacción del PPCV habría sido más contenida, ya que los lazos entre el diputado nacional y la cúpula regional se han estrechado sobre todo los últimos tiempos.

Rubén Moreno nació en Castelló de la La Plana hace 59 años y conserva casa en València, pero su vida se asentó en Madrid hace siete años. La guerra fraticida que estalló en el PP hace unos meses por el control del partido en la provincia de València lo trajó de regreso a la capital del Túria para ejercer de pacificador del partido.

Como presidente de la gestora, Moreno volvió (a tiempo parcial) a tomar contacto con la política valenciana y vivir desde dentro los problemas de una organización que ha tenido que digerir la pérdida del poder y los casos de corrupción.

Un nombramiento que causó sorpresa

Un nombramiento que causó sorpresaEn su momento, su fichaje para la gestora causó sorpresa internamente ya que Moreno era visto como un político con pedigrí, pero ajeno a la vida orgánica y de las cuitas y problemas de la militancia de base. Su última reponsabilidad en la Comunitat había sido la de dirigir del Centro de Investigación Príncipe Felipe entre 2006 y 2011, un cargo del que salió con polémica (fue denunciado por acoso laboral, aunque la condena fue revocada) para recalar como paracaídista en la lista al Congreso por València.

En Madrid, Moreno se reinventó. Se fue labrando su carrera en la capital, así como el respeto de quienes tenían mando en plaza. Primero portavoz de Sanidad en el grupo popular y luego mano derecha del entonces ministro del ramo, Alfonso Alonso. La sanidad es el terreno en el que más cómodo se encuentra. No en vano es Doctor en Medicina y Cirgía. Ya en 2000 había ocupado el cargo de secretario general de gestión y cooperación sanitaria, una etapa en la que también la Justicia le rozó sin mancharle ya que estuvo imputado en el caso Fabra sobre los pesticidas.

El bagaje de estos meses como responsable del PP de la provincia (y el que le queda por delante ya que en principio continuará al frente del PP de la provincia de València) permite al PPCV de Bonig tener algo parecido a un cómplice en la Moncloa. Alguien, al menos, que sepa de primera mano que se cuece en la Comunitat y qué interesa qué se visualice en Madrid.

Moreno, de hecho, recala en un lugar estratégico: el departamento puente entre el Gobierno y el Congreso. La persona que debe filtrar las iniciativas parlamentarias y que podría ser un acicate para que aquellas con acento valenciano pasen el tamiz con mayor facilidad. Moreno, miembro de la dirección del grupo parlamentario del PP en el Congreso, seguirá sentado, además, al lado del coordinador del PP, Fernando Martínez Maillo, por lo que se refuerza su situación privilegiada a la hora de saber qué se cuece en la capital en una triple vía: parlamento, partido y ejecutivo.

Tranquilo y minucioso

Aquellas personas que han trabajado con él destacan su discreción, su dedicación al trabajo y forma miniciosa de actuar. Está considerado como un político tranquilo, qué prefiere esperar antes de dar un paso equivocado, una forma de actuar que, en parte recuerda el estilo Rajoy. Hay quien piensa que la calma actual en la provincia de València es el anticipo de la tormenta, pero lo cierto que con la gestora el conflicto parace dormitar. Un éxito que Moreno puede apuntarse y que desde luego le interesa que dure dada su condición actual de político multitareas.

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