La Universitat de València (UV) está llamada a elegir este 22 de febrero el rector o rectora que ha de suceder a Esteban Morcillo tras agotar este el tope de dos mandatos de cuatro años. Un total de 51.601 miembros de la UV están convocados a las urnas para elegir entre los tres candidatos que aspiran a comandar la mayor y más antigua universidad valenciana. Son los catedráticos María Antonia García Benau, Vicent Martínez y Mavi Mestre. Si fuera una ciudad, la Universitat sería el tercer municipio valenciano con más electores tras el Cap i Casal y Torrent.

Pero, las reglas de juego en las elecciones a rector no son las mismas que para elegir alcalde. En la Academia no reina el principio democrático de «una persona, un voto», sino un sistema por estamentos que concentra el poder decisorio en lo más alto de la pirámide del claustro: el Personal Docente e Investigador (PDI) doctor con vinculación permanente. Es decir el cuerpo funcionarial compuesto por catedráticos y titulares.

El voto ponderado de los 1.986 catedráticos o titulares de universidad (el 3,8 % del censo) es más importante que el de los otros 49.615 miembros de la comunidad universitaria. La papeleta de un profesor funcionario vale más del doble que la de un estudiante, cuatro veces más que la de un profesore ayudante, contratados doctor o asociado (PDI laboral), cinco veces la de un miembro del Personal de Administración y Servicios (PAS) y hasta 38 veces más que la de un investigador en formación.

Esto es así por que la Ley Orgánica de Universidades (LOU) de 2001 establece dos vías para la elección a rector: la votación directa por sufragio universal ponderado o la elección indirecta a través del claustro. En ambas, la mayoría recae en el profesorado funcionario doctor.

En el voto ponderado, el elegido por la mayoría de instituciones académicas, la LOU fija que el peso de catedráticos y titulares de universidad debe ser mayoritario. Es decir, estar por encima del 50 %. La UV, que otorga al PDI funcionario un coeficiente de ponderación del 51 %, está en la parte baja. La Universidad de Granada confiere a este cuerpo hasta un 55,3 %, la Autónoma de Madrid un 55 %, la Complutense un 53 % y un 52 % la de Salamanca.

La falta de paridad es tal que si los 49.615 electores de la UV que no son PDI funcionario apoyaran todos a un candidato y de los catedráticos o titulares de universidad solo votase uno de ellos, resultaría elegido rector aquel que recibiera esta solitaria papeleta al valer ella sola el 51 % del total del voto válido.

Indiferencia estudiantil

En muchas universidades el coeficiente de ponderación aplicado al voto estudiantil es el 25 %, como en la UV. Por orden de importancia, el resto de ponderaciones en la Universitat son un 12,67 el PDI no funcionario, entre ellos el profesorado asociado que está en huelga indefinida en demanda de condiciones laborales y salariales dignas, el PAS con 10 % y, a la cola, los investigadores en formación con un 1,33 %.

Ante este panorama, las elecciones a rector se reducen a la busca del disputado voto del profesor funcionario, ante la indiferencia de los más de 44.700 estudiantes de la UV, que en los últimos 24 años apenas han votado entre el 3 y el 10 %.